LA GRANDEZA MEXICANA

Por: Daniel Valdez García

 

Las culturas prehispánicas se originaron en el llamado HORIZONTE ARQUEOLÍTICO se calcula que comprende de 22,000 a 14,000 años a. de C., cuyas actividades eran la cacería y la recolección, en este sentido cabe destacar el hallazgo de Tlapacoya que se encuentra a 25 km de la Ciudad de México; hay otras excavaciones en Caulapan, Puebla, la Cueva del Diablo en Tamaulipas y la Laguna de Chapala en Jalisco. 

El HORIZONTE CENOLÍTICO abarco desde hace 14,000 a 7,000 a. de C., el cambio climático favoreció el cambio de actividades dando paso a la protoagricultura y el uso de las prendas de algodón de los pueblos precolombinos aumentando en número de población. 

El HORIZONTE PRECLÁSICO es la etapa que abarco del 2,300 a.de C. al 100 d. de C., y se caracteriza por la integración de una área cultural en Mesoamérica; destacar la fase de Tehuacán del 2,300 al 1,500 a. C., los vestigios son los más antiguos restos de cerámica. Las civilizaciones de este periodo se desarrollaron en la costa del Golfo de México, el Altiplano Central, Oaxaca y las regiones maya y de occidente, la más importante fue la Olmeca, significa  “habitantes de la región del hule”, y se desarrolló en el territorio de los actuales estados de Tabasco y Veracruz, fue la primera en fundar sociedades y centros urbanos. Sus prácticas culturales y religiosas se integrarían a los posteriores grupos, entre esos rasgos y vestigios culturales están la serpiente emplumada, por ejemplo, Coatzacoalcos, zona eminentemente olmeca, quiere decir: “Lugar donde se esconde la serpiente”, que fue donde cuenta la leyenda que Quetzalcoatl se fue para Mesoamérica.

Los hallazgos arqueológicos más antiguos de la cultura Olmeca datan del 1,200 a. de C., y los más recientes del 400 d. de C., los cuales proceden de Tres Zapotes, La Venta y San Lorenzo. Por los motivos expuestos es llamada la “Cultura Madre”.

Para finalizar cito este pequeño y significativo poema de una etnia:

“Que en cada instante mi corazón sea templo de flores y manantial de cantos. Por mi boca se escucha el Otomí, sonido primordial de los Menxihmehöi, la Primera Humanidad. El mismo lenguaje armónico que cantaron con aves nuestros ancestros Olmecas, Cuicuilcas, Tlatilcas, Toltecas, Teotihuancanos, Xiquipilcas; con él elevaron sus plegarias Otontecuhtli, Conin y Tlahuicole. De estas voces vienen los mensajes de paz y dignidad; de este idioma renancen las teas que no ahúman, luces del nuevo amanecer Otomí”.