• “El salvador” de México • Colofón. – La Guardia del emperador Andrés
- Raúl Mandujano Serrano
- 12 agosto, 2022
- Columnas
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El salvador de México. – El problema del presidente –dice el profeta de los periodistas incómodos-, es el tamaño de su boca. Se contradice y niega lo que ha quedado escrito. Es el “Carmen Salinas” de la política, y está tan embelesado de sí mismo, que dejó de ser justo, de ser “presidente”, para convertirse en un mesías. No lo dice, pero actúa como “el salvador”. Quizá no sea aquel hombre lleno del Espíritu Santo de Dios pero, debe creer que “la Virgen le habla”. ¿Recuerda usted cuando en abril del 2013, Nicolás Maduro aseguró que el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, se le apareció en forma de “pajarito chiquitico” y lo bendijo? Pues pareciera que, para el joven Andrés, su feliz pájaro fue Juárez.
En junio el 2020 -y regresando a su jaqueca aérea- el mandatario inauguró los trabajos de su Aeropuerto Militar en Santa Lucía. Lucía radiante, y no era para menos, acabó con sus adversarios políticos y se burlaba de ellos, pero, poco le duró el gusto. Su policía y el ejército detuvieron en Culiacán a Ovidio Guzmán, hijo de “El Chapo Guzmán”, y se desató el pánico luego de que grupos paramilitares, incluso con vehículos de ataque blindados, buscaban rescatarlo. Él ordenó liberarlo. “Nada de que el presidente no sabe, no se enteró, de que el presidente no tiene buenos colaboradores, de que lo engañan. Mentira, el presidente de México se entera de todo”, decía.
Y mire, el 9 de agosto pasado, en Jalisco y Guanajuato se armó la de “Dios es Padre”. Aparentemente el Ejército atacó a gente del CJNG y frustró una reunión que sus líderes tenían. El presidente no sabía, le informaron, y no hubo tanta reacción como con Ovidio porque, dicen los que saben, “los acuerdos” se tienen con el Cártel del Golfo, nada más ¿Qué acuerdos? ¡Shhhhh! calle boca.
Colofón. – La Guardia del emperador Andrés
Mientras degusta de una orden de carne tártara, acompañada con tostadas y un vaso con agua de horchata, el periodista refiere que “la ley soy yo”. En la historia, muchos han dejado una huella autoritaria indiscutible: Julio César, Cromwell, Robespierre, Napoleón, Mussolini, Franco, Stalin, Hitler, Sadam o Gadafi, pero, no se trata de pensar que caminamos hacia allá, pero, el presidente ya agotó su paciencia. Está harto de que la oposición no lo respete.
Allá por febrero del 2019, negoció con sus opositores la creación de la Guardia Nacional. Sería Civil, no militar. En 3 años, ha sido atacada por criminales, humillada por ciudadanos y sus resultados, caray, han sido catastróficos.
Por eso echó al suelo aquella promesa de regresar al ejército a los cuarteles. Hoy niega la naturaleza civil de su guardia, y le pasa la “bronquita” a los cuerpos castrenses. Y mire, son sus formas las que no se alcanzan a entender, por ejemplo, dijo que si no ganaba el Congreso en 2021 y le quisieran bajar presupuesto a sus programas sociales, “vetaría al Congreso”. O qué tal sobre aquel memorándum del año pasado para frenar la reforma educativa. La ley se lo impedía, pero dijo que “La justicia está por encima de cualquier Ley”. O qué tal el tren Maya que, pese al daño ecológico que causará, él sólo ve opositores en su contra. Por eso su argumento de “la seguridad nacional”.
Lo preocupante es que ese autoritarismo presidencial, dé pauta para que cualquiera se brinque la Ley. Si lo hace el presidente ¿porque yo no? Hasta la gobernadora Layda Sansores amenaza que puede “brincarse” una resolución judicial. Cuidado, un país que deshonra su Constitución, está condenado. Hasta otro Sótano… Mi twitter @raulmandujano