SIN TON NI SON

Últimamente me he estado topando con las imágenes de una obra maestra de la pintura. La he visto en algunos rompecabezas, de repente en una taza, otra vez en un reloj y recientemente hubo una exposición en el centro de Toluca que hace alusión a este gran artista que es Vincent Van Gogh: “Noche estrellada”. Esta obra es una de las pinturas más famosas de Vincent Van Gogh, donde se recoge un tema que muestra un paisaje de Provenza bajo un cielo plagado de estrellas, que a menudo se ha interpretado como una obra que encierra una enorme carga espiritual.
Van Gogh, que vivió de 1853 a 1890, pintó esta noche estrellada la noche del 19 de junio de 1889, cuando estaba interno en el sanatorio siquiátrico de Saint-Remy. Actualmente esta pintura se encuentra expuesta en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Describiendo este cuadro, que mide 92 por 74 centímetros, mencionaré que una buena superficie del lienzo ocupa una vasta extensión de cielo con nubes en espiral, estrellas y la luna. En la parte inferior aparece una pequeña villa, a los pies de una iglesia, cuya aguja penetra en el cielo. El pueblito descansa entre redondeadas cumbres azuladas. A la izquierda, la silueta de un ciprés orgulloso se eleva hacia el cielo.
Según algunos estudiosos, el cielo estrellado era una muestra de la admiración que Van Gogh sentía por el poeta estadounidense Walt Whitman. En una ocasión, hablando de las obras del poeta, Van Gogh escribió sobre “la gran cúpula repleta de estrellas del cielo, algo que, después de todo, uno sólo puede llamar Dios y eternidad en su lugar sobre el mundo”.
En este caso particular, Vincent no trabajó directamente a partir de la naturaleza sino utilizando una serie de bocetos preparatorios. En la versión final cambió la forma de la iglesia real de Saint-Rémy añadiéndole una aguja, una característica arquitectónica más propia de su Holanda natal.
Se han atribuido muchos significados a esta obra. Algunos estudiosos opinan que la ventana y la puerta oscuras de la iglesia reflejan que no se puede encontrar la inspiración en la religión organizada sino en la naturaleza, en este caso representada por el imponente ciprés. Otros, sin embargo, aseguran que el árbol retorcido y el cielo en movimiento representan las constelaciones reales tal y como se observaron aquella noche de 1889.
Como dato curioso se sabe que observaciones realizadas por el telescopio Hubble han sugerido que Vincent Van Gogh estaba mirando la estrella que lleva por nombre V838 Monocerotis, y que se dice ser una de las estrellas más misteriosas de la Vía Láctea.
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