De los valores de antes y después
- Julián Chávez Trueba
- 19 julio, 2022
- Columnas
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El homosexualismo, el feminismo, la humanización de los perros y gatos, el respeto a los niños, el cuidado a los delincuentes y la no violencia familiar son tópicos frecuentes en los que se contrastan puntos muy divergentes, antípodas unos de otros, pero que encuentran un trasfondo en el orden en que priorizamos los valores o el sentido de cada valor.
Muchos dirán que los valores son perpetuos y que no cambian, que por ello son universales, son fundamentales, eternos e inmutables, porque el respeto siempre estará ahí, pero si eso fuera cierto, no habría conflictos a cada paso.
Muchos dirán también que ya se perdieron, que no se utilizan y que todo apunta a que no se van a ejercer en el futuro. Las películas de narco, de muertes, de asesinatos, de violencia y de sexo supuestamente aumentan ese mal uso de valores y no alientan a una mejor moral y ética en nuestra sociedad.
Sin embargo hay que pensar que el arte es tan solo un reflejo de nuestra sociedad. La series de narcos, de sexo y de violencia, no son más que una mirada cruda, a veces con crítica de lo que nosotros mismos hacemos y somos.
Efectivamente los valores son perennes, pero su uso cambia con el tiempo. Por ejemplo todos estaremos de acuerdo que el amor es el valor más honesto y certero, porque cómo se puede ver el amor como algo malo, pero acaso ¿no recuerdan tantas veces en las que se ha matado por amor?
La sociedad va cambiando y lo que antes fue la vida del feto, ahora es la vida de la madre, y se legisló sobre el aborto. Bueno o malo, depende de a quien quieras salvar.
La homosexualidad era tomada como antinatura, perversa y lujuriosa, hoy se entiende como una condición que se respeta y hasta se admira.
Es posible que muchas de nuestras concepciones provengan de una religión y eso de alguna forma nubla nuestro razonamiento, puesto que la sociedad nació antes que la religión y por tanto, sus fundamentos no siempre son los mismos.
¿No lo creen? Gracias a estos cambios la mujer no es pensada como un accesorio del hombre, o como motivo del pecado, o como parte de los bienes del macho, como se observa de la religión judío cristiana, sino un ser humano sin distinción ni diferencias, más que las propias del género, sin menos precio, al contrario, la religión ha tenido que decir que María Magdalena fue el primer apóstol.
La solución a estas discusiones termina al decir unas de las sentencias que decía Emmanuel Kant, “has que tus actos sean ejemplos universales del moral” esto es, que el valor que se ponga en ejercicio, no pierda el sentido para el que fue hecho, que la responsabilidad no acabe en un pero, que el amor no esté sujeto a condiciones y que la respeto siempre inicie en el que se observa.