Caída libre
- Elva María Maya Marquez
- 11 mayo, 2022
- Columnas
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La vida pública se volvió cada vez más pública, por lo menos eso es lo que dice el presidente López Obrador, pero el hecho de estar expuestos a declaraciones y discusiones por parte de figuras del ámbito político de manera constante, no significa que sean serias, con hombres y mujeres sensatos que confrontan ideas, argumentos, y que están dispuestos a escuchar, a debatir y a buscar los consensos necesarios en asuntos de interés nacional.
Lo que vemos en cuanto a declaraciones, muchas veces refleja desconocimiento de los temas y una enorme pobreza intelectual, pero precisamente escuchar a los legisladores, gobernadores, presidentes municipales y titulares de ciertas instituciones y dependencias públicas, ayuda a comprender por qué la realidad de este país se deteriora cada vez más. Nuestros representantes políticos (casi todos), han perdido el respeto por el cargo que tienen convirtiendo la cámara de diputados y de senadores en un verdadero mercado, un circo y hasta un ring de pelea donde sus intervenciones son un cúmulo de insultos y reclamos más que una exposición de motivos sobre los asuntos a tratar. Lo relevante para ellas y ellos, radica en ver quien grita más fuerte.
Para citar un caso reciente, pero también vergonzoso, recordemos al dirigente del tan disminuido Partido Revolucionario Institucional (PRI); Alejandro Moreno Cárdenas —mejor conocido como “Alito”, que en lugar de dedicar tiempo para encontrar la manera de rescatar al partido que fue considerado hegemónico, lo hace para organizar campamentos o pijamadas en la Cámara de Diputados, esto, previo al debate de la reforma eléctrica. Patético verlos llegar al Palacio Legislativo a bordo de un autobús, descendiendo con maletas y colchonetas, preparados para pasar la noche ahí, por ello, cuando digo que es un circo no miento, pues el video difundido en redes sociales contaba con musicalización de película de misión imposible y al final, la sesión se pospuso y los legisladores regresaron a dormir calientitos y cómodamente en sus casas, por lo que las colchonetas se estrenarán en otro momento.
Los partidos políticos se destruyen así mismos, pues no se dan cuenta que con este tipo de actitudes terminan por desencantar al electorado (más) y en el caso del PRI, que recientemente “festejó” sus 92 años de vida y que instauró la dictadura perfecta al permanecer más de 70 años en el poder (de las formas y/o mecanismos mejor no hablamos), solo el recuerdo queda.
Los procesos electorales serán decisivos para el revolucionario institucional. Los votos vienen en picada. En 2021 bajo la dirigencia de “Alito”, este partido perdió 8 entidades en los comicios intermedios: Colima, Campeche, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Zacatecas y San Luis Potosí, y aunque desde la dirigencia nacional se habla de una realidad distinta en la que aparentemente “todo marcha bien” y recuperarán la presidencia en 2024, los números muestran que el futuro del PRI es poco alentador.
Este partido paga con creces los escándalos durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto y de manera reciente los de Alejandro Moreno, ya que el titular de la Fiscalía general del Estado de Campeche, dio a conocer que se integra una carpeta de investigación por enriquecimiento inexplicable contra el exgobernador, toda vez que sus ingresos como servidor público “no representan ni la décima parte de lo que ostenta en bienes y propiedades”. Qué raro entre nuestros servidores públicos.
El fiscal señaló que Moreno Cárdenas compró en 100 mil pesos un polígono de 30 hectáreas de playas en Champotón. El registro catastral de esos predios fue de mil 262 pesos, es decir, cada metro cuadrado se compró en medio centavo. Así es como se reinventa el PRI.
De acuerdo con las encuestas presentadas el lunes 9 de mayo por el diario “el Financiero”, las candidatas y candidatos de Morena a gobernador lideran las preferencias en cuatro de los seis estados que renovarán al gobierno estatal el próximo domingo 5 de junio. Las ventajas más amplias de Morena se observan en Oaxaca y Quintana Roo, con 17 y 15 puntos de diferencia respecto al segundo lugar. En Hidalgo y Tamaulipas, la alianza liderada por Morena también va adelante, pero con la ventaja en esos estados de nueve puntos. En las dos entidades restantes; Aguascalientes y Durango, las candidatas de Morena van en segundo lugar.
Alejandro Moreno busca abanderar la alianza opositora integrada por el PAN y el PRD para 2024, pero sus posibilidades de éxito son nulas y parece que es el único que no lo sabe o no se quiere dar cuenta. La manera en que ha conducido al partido deja mucho que desear al estar más preocupado por cumplir aspiraciones personales que por recuperar a su partido y muestra de ello, que gobernadores como Alfredo del Mazo, Alejandro Murat y Omar Fayad, se les ha visto más cerca del presidente López Obrador que de su dirigente de partido.
Las encuestas son fotografías del momento, pero el PRI va en declive y no hay figura por lo menos por ahora, que busque una recomposición real. Es un hecho que necesitamos partidos de oposición que representen diferentes ideologías y den voz a las demandas de los ciudadanos, pero con dirigentes de partido como “Alito”, el partido pierde y los ciudadanos también al quedar sin opciones de representación. Sus ideales, principios y propuestas están sepultadas, ni los militantes parecen recordarlos. Esperemos que pronto alguien le avise a Alejandro Moreno que “su partido” (porque piensa que es de él) se está convirtiendo en una bomba de tiempo, y de no hacer las cosas distinto, todo apunta a que seguiremos siendo testigos del descenso del Revolucionario Institucional, en caída libre.