Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la fuerza de una lucha por los derechos humanos.
- José Edgar Marín Pérez
- 9 diciembre, 2021
- Columnas
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El día de mañana 10 de diciembre se conmemora el día internacional de los derechos humanos, en el año 2003 el entonces presidente de Argentina Néstor Kirchner, instituyó el premio Azucena Villaflor, para reconocer a aquellas personalidades que se hayan destacado por la defensa de los derechos fundamentales en Argentina, por lo que en esta edición 2021 entre las galardonadas se encuentran Estela Barnes de Carlotto, presidenta de la agrupación Abuelas de la Plaza de Mayo, así como Lidia Stella Mercedes Miy Uranga, conocida simplemente como “TatyEl día de mañana 10 de diciembre se conmemora el día internacional de los derechos humanos, en el año 2003 el entonces presidente de Argentina Néstor Kirchner, instituyó el premio Azucena Villaflor, para reconocer a aquellas personalidades que se hayan destacado por la defensa de los derechos fundamentales en Argentina, por lo que en esta edición 2021 entre las galardonadas se encuentran Estela Barnes de Carlotto, presidenta de la agrupación Abuelas de la Plaza de Mayo, así como Lidia Stella Mercedes Miy Uranga, conocida simplemente como “Ta Almeida”, integrante de la organización Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, importantes activistas que desde los años 70’s del pasado siglo XX se han destacado por la defensa de los derechos humanos.
Para hablar de la historia de las Organizaciones de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, respectivamente, se tiene que remontar al año de 1976, cuando arriba al poder el gobierno de la junta militar encabezada por las fuerzas del ejército, la armada y la fuerza aérea, que protegidas también por las fuerzas policiales, entronizan al General Rafael Videla como presidente, comenzando desde entonces una persecución sistemática de la disidencia política contra el régimen, integrada especialmente por jóvenes vinculados estrechamente a las universidades.
A partir de entonces, comienzan a surgir en la Argentina los denominados Centros Clandestinos de detención, tortura y exterminio (CCD), que eran bunkers en donde eran detenidos ilegalmente, maltratados y asesinados, miles de disidentes políticos. Para muestra está la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) en la ciudad de Buenos Aires, en donde estuvieron detenidas más de 5,000 personas entre los años de 1976 y 1982, así como la 5ta. Comisaría en la Ciudad de la Plata (hoy convertidas en memoriales), centros en donde además de torturar a los jóvenes, se les preparaba para ser asesinados y posteriormente desaparecidos con crueles mecanismos como los denominados “vuelos de la muerte”, mediante los cuales una vez drogados los prisioneros eran subidos a aviones maniatados para posteriormente ser lanzados al mar o al Río de la Plata, frontera natural que divide a Argentina y Uruguay.
Bajo este contexto y como mecanismo de protesta civil pacífica, a partir del 30 de abril de 1977, comienzan a reunirse doce mujeres valerosas en el monumento central de la Plaza de Mayo en la ciudad de Buenos Aires, frente a la Casa Rosada (sede del poder ejecutivo federal argentino), para protestar por la desaparición forzada de sus hijos, esposos, hijas (muchas de ellas embarazadas) y nietos, al principio se reunían los días viernes por la tarde, sin embargo, pronto cambiaron sus rondas (ya que eran obligadas por la policía a marchar en círculo), a los jueves a partir de las 15:30 y utilizando una pañoleta cubriéndoles la cabeza con el nombre bordado de su familiar(es) desaparecidos.
A partir del año de 1978, gracias a un reportaje de la televisión holandesa que se encontraba cubriendo el mundial de fútbol de Argentina, las Madres de la Plaza de Mayo fueron visibilizadas internacionalmente, por lo que a partir de entonces comienzan una lucha en tribunales, organismos internacionales y gobiernos de otras naciones, para denunciar la brutalidad de la dictadura y las desapariciones forzadas, algunas veces con la empatía de actores de actores políticos, prensa y organizaciones humanitarias, aunque también con la indiferencia de la iglesia católica, la ONU y otras potencias mundiales.
Cabe destacar, que al margen de esta lucha surgen de igual manera las Abuelas de Plaza de Mayo, que comienzan a pugnar de igual forma por la localización de sus nietos que fueron desaparecidos por las fuerzas armadas, puestos en adopción (muchos de ellos por los propios militares y miembros de la policía) o entregados a orfelinatos, así como de los bebés nacidos durante el cautiverio de sus madres embarazadas, emprendiendo una lucha por localizarles, por lograr una filiación en tiempos en los que no existían las pruebas de ADN y junto con las Madres de Plaza de Mayo, consolidando la conformación de sus respectivas Organizaciones No Gubernamentales, para manifestar y perseguir jurídicamente a los miembros de la junta militar responsables de dichas atrocidades.
No fue sino hasta los años 80’s, posterior a la guerra de las Malvinas, así como del arribo del gobierno del presidente Raúl Alfonsín, cuando las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, después de múltiples pugnas por combatir las leyes, decretos, amnistías y demás actos legaloides que intentaron proteger y mantener impunemente a los miembros de la junta militar, logran en 1985 la primera sentencia en contra de sus líderes, sentencia que se ratificó en el año 2010 con la sentencia a cadena perpetua en contra de Videla.
Hoy, ambas organizaciones continúan con su lucha en pro de los derechos humanos, en el caso de las Abuelas de la Plaza de Mayo, destaca que hasta 2019 se han localizado 130 nietos a los cuales se les ha restituido su identidad, en una lucha cuyo común denominador es el amor de una madre o una abuela que aún continúan buscando a sus hijos y nietos.
Twitter: @EdgarMaPe