GRILLANDO
- José Elías Nader Mata
- 29 noviembre, 2021
- Columnas
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Por consejo de mi amigo ALEJANDRO TÉLLEZ, valioso integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en temas de comunicación, cambiaré el formato de la columna Grillando para que mis “siete” lectores puedan disfrutarla de forma más cómoda, así que espero funcione a partir de hoy en el que les quiero platicar del lamentable accidente que se registró este fin de semana en la carretera Joquicingo-Malinalco en el que un camión de transporte público se quedó sin frenos y se estrelló en una casa dejando un saldo de 22 personas muertas y decenas de heridos, una verdadera desgracia por culpa de transportistas irresponsables y una autoridad que no ha hecho su chamba para que esto deje de pasar.
Y es que, mientras que los gobiernos sigan siendo cómplices de la mafia transportista los accidentes lamentables como estos seguirán pasando, primero porque utilizan verdaderas chatarras a las que ni siquiera les dan mantenimiento, además de que muchos de los choferes continúan manejando como bestias al volante, es decir, a exceso de velocidad y sin ningún tipo de precaución.
Tanto a nivel federal como estatal, deben existir mayores controles para evitar que tantas familias sufran la pérdida de un ser querido por la imprudencia del transporte tanto de pasajeros como de carga, de ahí que una vez más tengamos que levantar la voz para exigir que se frene la corrupción que encubre su mala operación y podamos tener un servicio de calidad y principalmente seguro.
Mientras tanto, nuestro más sentido pésame a las familias de las víctimas que iban a Chalma, una tragedia que insisto, se hubiera podido evitar si el transporte en México y en nuestra entidad operara como tendría que hacerlo, es decir, apegado a la norma y privilegiando la seguridad de los usuarios.
LA GRÁFICA DE HOY
Del fotógrafo JAIME ARRIAGA, es precisamente del caos que provocan los trailers en la avenida Isidro Fabela de Toluca donde sin importarles el tráfico se ponen a hacer sus maniobras quitándole valioso tiempo a quienes circulan por la zona, lo anterior sumado a que se estacionan en esta avenida a pesar de estar prohibido.
Y es que, recordemos que otro gran problema de esta zona es el bloqueo que constantemente hace el tren a importantes avenidas afectando a miles de ciudadanos, algo que se ha pedido se solucione pero que ha sido ignorado por las autoridades de los diferentes órdenes de gobierno que a la fecha no han hecho nada.
Así que por lo pronto, las autoridades deberían poner orden en estas empresas que usan los trailers y obligarlos a respetar el Reglamento de Tránsito, primero para dejar de estacionarse en lugares prohibidos y segundo para tener un horario de carga y descarga en el que no afecten la movilidad de una de las entradas a la capital mexiquense.
Ya basta de que todo mundo haga lo que se le pega la gana, que en el Valle de Toluca vivimos bajo la palabra del gandalla y no de la Ley, así que es momento de que las autoridades se pongan a trabajar al respecto y más en estas fechas donde el tráfico ha estado terrible y moverse de un lado a otro representa una importante inversión de tiempo, algo que podría ser más ágil si se respetara la Ley y se pusiera orden.
Y VA DE CUENTO
Dos personas mayores, él viudo y ella viuda, se conocían hacía varios años.
Una noche hubo una cena comunitaria en la Casa Club. Los dos sentados en la misma mesa, uno frente al otro. Durante la comida él, de nombre ERUBIEL ARENAS, la miró y finalmente juntó el coraje para preguntarle: ¿Quieres casarte conmigo? Después de unos segundos de cuidadosa consideración, ella respondió: ¡Sí, sí, acepto!
La comida terminó y, luego de algunos intercambios agradables de palabras, se fueron a sus respectivos hogares.
A la mañana siguiente, ERUBIEL despertó preocupado y dudoso de la respuesta. ¿Dijo sí o dijo no? No podía recordar. Lo intentó y lo intentó, pero simplemente no recordaba, no tenía ni siquiera una vaga idea; inquieto, fue al teléfono y llamó a su amiga.
En primer lugar, le explicó que su memoria no era tan buena como solía serlo. Luego le recordó la noche hermosa, que habían pasado y con un poco más de coraje, le preguntó: Cuando te pregunté si querías casarte conmigo, dijiste, ¿sí o no? Él quedó encantado al oírla decir: Te dije que sí, que sí, acepto y lo dije con todo mi corazón. Y estoy muy feliz de que me llamaras, no podía recordar quién me lo había pedido.
HASTA mañana con más GRILLANDO. Comentarios en Twitter en @pepenader y en [email protected]