“Las palabras siempre hacen más de lo que uno cree” Yuri Herrera
Fue en una de esas excursiones que se trazaban a inicio de ciclo escolar cuando nuestro docente y orientadora, nos daban a conocer los lineamientos y nos entregaban la hoja revolución sí, esa cafecita que contenía un sumario de ideas para concluir con el anhelado y ansiado: AUTORIZO. Sí, se trataba del permiso de los padres de familia y/o tutor para darnos permiso y asistir a las actividades de corte extracurricular. Aquello se transformaba en peculiar porque era toda una osadía primero, que te firmaran la aceptación y después el consabido: “…pero si te portas mal, ni creas que vas a la excursión…” situación que entonces hacía valer todos los encargos, responsabilidades y obligaciones asignadas. No había manera de salir por la tarde siquiera a asomarse a la calle, tenía que cumplir cabalmente la instrucción. Y así fue, aquella ocasión era el inicio de otra tantas, pero ésta me dejaba permeado, por tanto. Visita a la ciudad de México, a los museos, a convivir en el parque con los demás grupos de compañeros y amigos, descanso y antes de retornar, parada obligada al Comité Olímpico Mexicano. Desde ese entonces los aros olímpicos se quedaron impregnados en mi ser. Recuerdo con exactitud las exclamaciones: “…noooooo, ya vámonos, ya nos cansamos…para qué venimos a este lugar?” y otra más.
Me llamaba poderosamente la atención los colores en los aros, las instalaciones (nada que ver con lo que hoy eeeh), aquellos árboles robustos, verdes, frondosos, el acceso al inmueble, los “tamarindos” (jajajaja, aquellos policías que portaban un uniforme entre caqui y café) etcétera. El entorno produjo su efecto. El impacto de que en sus muros colgaban varias fotografías de íconos del deporte mexicano atrapo mi ilusión, el caminar por sus áreas hacía volar la imaginación de que en algún momento daría paso a paso en otro orden de ideas y ¡así fue!
Tal vez en gran parte por una total y rotunda casualidad y/o por otro lado con una tremenda determinación de que conforme crecías, querer ser o simplemente estar ahí. La culminación de tal hecho fue cuando asistí a una conferencia en el auditorio del COM donde reafirme la intención no sólo de ser un narrador deportivo, sino formar un vínculo entre atletas, deportistas, entrenadores, dirigentes, padres de familia, asociaciones, federaciones, más tarde y hoy en nuestros días con grupos multidisciplinarios y otros más, con la sociedad para que se sepa de buena manera el origen, el paso, el desarrollo y continuidad de este complejo deportivo. Ah qué añoranzas y que grato rescatarlo justo hoy en día cuando se nos ha indicado a todos, una vez más, que las condiciones sanitarias aún no permiten muchas cosas y en ellas destaca que no podrán abrir sus puertas las instalaciones del Comité hasta que el semáforo se encuentre en verde, no antes, por lo que sirva este espacio para que de verdad hagamos frente a esta indicación que aplica para todos los sectores productivos. ¡Varias personas me han dicho que esto ya pasará, pero nel! la verdad es que estamos lejos de que esto se normalice y debemos seguir actuando con prudencia y responsabilidad. Hoy más que nunca el país nos necesita, el deporte nos necesita, nuestros padres nos necesitan, nuestros hermanos, hijos, amigos, conocidos, pero más importante aún es que tú y yo nos necesitamos bien, porque si ya de por sí este terrorífico 2020 lleno de dolor, incertidumbre, y todo lo que quieras añadirle, pues entonces hagamos algo para transformarnos y transformar el mañana, la prioridad se llama: salud!…a todos niveles eeehhh.
Pásenla bien!!!