Como en los viejos tiempos
- Elva María Maya Marquez
- 21 octubre, 2020
- Columnas
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El pasado domingo, Coahuila e Hidalgo, celebraron elecciones para elegir a diputados locales y presidencias municipales respectivamente, lo anterior bajo un escenario inédito por la pandemia de COVID-19, lo que dio como resultado una falta de participación, aunado a un proceso de renovación de cargos públicos que no resultan lo suficientemente atractivos como lo es la elección a gobernador o presidente de la república.
Los resultados en los procesos electorales de estos Estados tampoco deben generar gran asombro, por el contrario, resulta bastante predecible que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), refrendara la permanencia en el gobierno, ya que ambas entidades constituyen una excepción al proceso de alternancia.
El PRI, vuelve a ser el PRI, “carro completo”, sin embargo, se debe tener presente que lo acontecido el domingo no es precisamente el resultado de un proceso democrático, sano o maduro, sino consecuencia de muchos factores donde la experiencia del partido para echar a andar sus “estructuras” y la “maquinaria” con la que aun cuenta, les permite seguir haciendo uso de una fórmula para ganar elecciones que ha sido la constante y no solo en este proceso electoral, y tampoco exclusiva, pero sí más notoria en este partido político.
Ilusorio es pensar que este hecho da muestra de que el PRI está de regreso, no obstante, no se debe minimizar este triunfo. Las lecturas que se pueden hacer son varias, en lo que respecta a Morena como partido político, la realidad muestra que no alcanza a permear en ámbitos locales y hoy, se comprueba que la figura del presidente es la que genera simpatía y mueve electores, pero, se debe avisar a los miembros de este partido que el presidente no podrá estar presente en todas las boletas.
Para quienes pensaban que los programas sociales se estaban convirtiendo en el mecanismo para generar clientelas electorales, se comprueba que esto, no necesariamente es así, o los resultados tendrían que haber sido otros y Morena, como partido que intenta ser, ha sido su principal opositor al estar más preocupado con luchas internas que por voltear a ver al electorado.
Ganar 16 de 16 distritos en el Estado de Coahuila, coloca al PRI en una situación favorable, pero, otro factor a considerar es que el PRI, gana cuando la gente no sale a votar, prueba de ello el escaso nivel de participación con alrededor de 39% en Coahuila y 48% en Hidalgo. Qué si el PRI está de regreso como el presidente del partido ha declarado, es demasiado optimista porque a pesar de los pesares como menciona el presidente, Morena sigue en las preferencias electorales por amplio margen rumbo a la elección en 2021, pero sin duda es un golpe de aliento para la base priista.
Las elecciones del domingo deben verse en su justa dimensión, las principales fuerzas políticas tienen mucho que aprender de este ejercicio donde nadie puede considerarse “moralmente derrotado” como se llegó a mencionar, lo que sucede a nivel nacional, no alcanza para posicionar al partido en el poder y el PAN, se encuentra visiblemente debilitado y mucho tiene que ver con el papel del expresidente Felipe Calderón.
Los dinosaurios no se han extinguido, Coahuila e Hidalgo sigue contando con diferentes grupos de gran arraigo e incidencia en el escenario político. Por lo tanto, AMLO debe hacer una revisión seria de lo que se está haciendo o dejando de hacer, Morena es un partido dividido, confundido, ineficaz, carente de un liderazgo confiable que concentre, modere y regule la actividad política del partido. Es un hecho que a este partido le falta estructura, y si desean que, en 2021, no se hable de la resurrección del PRI, de esos triunfos aplastantes al puro estilo del Partido Revolucionario Institucional, hay mucho trabajo por hacer.