Del día del presidente a los 45 minutos del presidente
- Elva María Maya Marquez
- 4 septiembre, 2020
- Columnas
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En el peor momento contamos con el mejor gobierno. Frase emitida el pasado 1 de septiembre por el presidente de la república que no necesariamente es verdad, o bien, merece ser analizada a la luz de estos primeros dos años de gobierno.
Para sorpresa de muchos, el mensaje pronunciado duro menos que una mañanera, alrededor de 45 minutos que estuvieron cargados de autoelogios y un triunfalismo que por momentos resultó desmedido. Sorprendente la poca trascendencia que el presidente dio a este mensaje de su segundo año de gestión, un mensaje sobrio, austero y hasta falto de emotividad.
La narrativa parece desgastada hasta el punto de caer en algunos excesos y hasta soberbia al señalar como arrogante la libertad de no asistir del Fiscal General y del Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia, que puede cuestionarse si en realidad no podían asistir o fue parte de un acuerdo. Así como señalar que es el segundo mejor presidente a nivel mundial y el más atacado en la historia de México ¿Con base en qué? Seguramente él tiene sus datos.
En la parte formal, el palacio nacional ha dejado de ser una especie de set de las grandes estrellas de donde resurgía la figura del mandatario en turno, el palacio lucio como lo que es, un palacio de gobierno que ante la situación no estuvo dentro de lo que al presidente le gusta o hubiera preferido para sentirse más cómodo; la plaza pública.
Este segundo informe no acaba de delinear o sentar los pilares de un proyecto que pretende desarrollar, de configurar el fundamento mismo de este gobierno. Tratando de dar la justa dimensión a lo que hasta hoy se ha vivido, no se puede hablar de grandes logros como se intentó vender, se pueden reconocer ciertas acciones, de manera particular en lo que respecta al ámbito social, donde entregar apoyos de manera directa sin duda es un alivio para mucha gente, pero no es la solución para un problema tan severo de pobreza y desigualdad como el que aqueja a nuestro país.
Se insiste en conservar este mensaje binario donde se está con el presidente o se está contra él. La suerte no ha jugado de su lado a partir de la pandemia y lamentablemente no se ve en el presidente un espíritu de reflexión para restablecer que proyectos de los que tiene planteados son estratégicos y cuáles no. Nadie está hablando de traicionar su propio proyecto como lo señalo, se trata simple y llanamente de que la gente no sufra tanto como va sufrir, particularmente los que antes de la pandemia ya tenían una situación de desventaja.
El futuro es hoy, lo que se vislumbra es un escenario incierto y sería muy triste pensar que más que la alternancia se pierda la alternativa de un mejor país, porque el triunfo del actual presidente en gran medida está representado por un ánimo de cambio ante el hartazgo de los gobiernos anteriores.
Actualmente, tenemos un gobierno tremendamente presidencialista donde los secretarios están a voluntad del presidente más que como grandes gestores de las agendas que les corresponde, todo el tiempo el mandatario los está acotando en asuntos que a él le importan y al final, poco ha interesado si el quipo es bueno o no, porque todo deriva del presidente y es lo que se ejerce. En este sentido, para que cambiar una pieza por otra, si quien opina y decide siempre es la misma persona.
La autocrítica brillo por su ausencia, pero no solo en este gobierno, difícilmente un mandatario reconocerá que las cosas no marchan bien, pero hoy que la realidad es distinta, reconocer las fallas y proponer medidas para corregir, pudo ser el mejor mensaje en los escasos 45 minutos del día del presidente.