EL ESTADO MAYOR DEL PROLETARIADO EN LA UAEM
- Sergio Garza Gutiérrez
- 15 junio, 2020
- Columnas
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Como se dice coloquialmente “Ya salió el peine”, de toda la estructura amafiada que se encuentra detrás del paro de algunas instalaciones universitarias y vemos que es un trasfondo bastante de cloaca, que con ésta desenmascarada ya debe de llegar a su fin, y de esta forma lo da a conocer la Universidad Autónoma del Estado de México.
Según apuntan en la sección “Quiénes somos” de su página electrónica, “la Unión de la Juventud Revolucionaria de México es brazo juvenil del Partido Comunista de México Marxista-Leninista (PCdeM-ml)”, y reconoce en éste al “estado mayor del proletariado mexicano para organizar la revolución socialista en México”.
Afirman ahí también que sus derechos (no especifican cuáles ni si son burgueses o proletarios) “chocan con todo (sic) la lógica del capitalismo, con su estado, con el poder burgués, que aprieta todas sus cuerdas para” someterlos “con las cadenas de la explotación y la opresión”.
Por ello se proponen “conquistar el poder” para “cambiar la injusta realidad actual”. Y con ese fin, dicen, “impulsamos, construimos y formamos parte del Frente Popular Revolucionario (FPR), expresión de la alianza estratégica de la clase obrera con los campesinos pobres y asumimos conscientemente sus programas máximo y mínimo”.
La liga para llegar a tan interesante texto aparece al final de una nota puesta en la página de Facebook de la Asamblea de la Facultad de Humanidades (cuya foto oficial es un círculo en blanco y negro con la leyenda Consejo Coordinador de Lucha y en el centro la imagen de una persona encapuchada).
En los mensajes de esta publicación se advierte que este grupo no solo está en contra de la UAEM sino también de la propia 4T y del gobierno federal que la impulsa, no obstante que éste representa a una o varias de las izquierdas de México, y a un gobierno diferente que llega al poder mediante elecciones democráticas.
Para quienes no lo sepan, el PCdeM-ml, según su Declaración de Principios:
… crece y se desarrolla en medio de la lucha de masas, acumula y pre-para fuerzas para la toma del poder mediante la insurrección general armada, (forma superior de lucha política del proletariado), para la cual el Partido y las masas debemos prepararnos.
Para llegar a tal nivel, el Partido debe unir en torno a sí, al proletariado, al campesinado pobre y a las amplias masas populares. En su desarrollo utiliza variadas formas de lucha: violentas o pacíficas, legales o ilegales, abiertas o clandestinas, también desarrolla una política de Frente Único con todas las fuerzas susceptibles de unir para acciones comunes con proyección revolucionaria…, con contenido de poder soviético de las masas. Construye y desarrolla una táctica audaz, flexible y revolucionaria siempre apuntando hacia la toma del poder por medio de la revolución proletaria.
Dadas las conexiones entre Comité Coordinador de Lucha (del cual forman parte algunos delegados de la Asamblea de la Facultad de Humanidades y de Ciencias de la Conducta, entre otros espacios), la Unión de la Juventud Revolucionaria de México (UJRM) y el PCdeM-ml, es posible plantear la hipótesis de que el movimiento iniciado mediante tendederos de denuncias de violencia de género en los espacios universitarios, fue aprovechado con oportunismo por el “estado mayor del proletariado mexicano” como medio de agitación y reclutamiento de militantes, quebrantando la legalidad y la normatividad interna de la Universidad Autónoma del Estado de México, interrumpiendo los procesos de enseñanza aprendizaje de las facultades y violando la autonomía de la UAEM.
Otro indicio de que detrás de la toma de las facultades de Antropología, Ciencias Políticas y Humanidades está actuando el PCdeM-ml mediante su “brazo juvenil” es el hecho de que a principios de año hubo reuniones de estudiantes en Antropología en las que se presentaron las banderas de ese partido.
Sin embargo, la mayor prueba de que estas organizaciones intervienen y mediante agitadores en los espacios universitarios está en el ejemplar electrónico de Joven Guardia, una publicación de la UJRM fechada en noviembre de 2017, en la que se incluye una sección denominada “La UJRM en la UAEMex, 10 años de lucha por la defensa de la educación pública y el cambio social. (extracto)”.
Ahí se afirma lo siguiente: “La construcción de la UJRM en las preparatorias, especialmente en el trabajo desarrollado en Prepa 1 de la UAEMex nos ha mostrado que el trabajo amplio y flexible es una garantía de cuadros a largo plazo” (p.17).
Además, se explica el método de trabajo para llevar a cabo el “proceso organizativo del estudiantado”. En la Preparatoria 1, afirman sin detallar el periodo de sus actividades: se aterrizó la construcción de un Consejo General de Representantes, una estructura de organización integrada por tres representantes por grupo que desarrollaran la tarea de sostener asambleas por salón y llevar los acuerdos al consejo general que se reuniría de manera mensual, para ello se llevaron asambleas en varios salones y se acuerpo (sic) a buena parte del estudiantado, sin embargo la represión de parte de la administración y la falta de continuidad de buena parte de los representantes no permitió que el Consejo instalara sus plenos y nombrara comisiones, sin embargo un buen número de estudiantes se mantuvo participando políticamente a raíz de este esfuerzo organizativo” (p. 18).
Concluyen que la administración escolar y la falta de continuidad en la labor de los representantes dificultaron su proceso organizativo; en ningún momento admiten el escaso respaldo conseguido entre los estudiantes debido al cariz autoritario de sus tareas de proselitismo y del estalinismo trasnochado que pregonan.
Luego de describir sus intervenciones en la UAEM desde 2012 a 2017, concluyen que la UAEM es una institución cuya autonomía “funge como un apéndice de las decisiones gubernamentales, en su mayoría reaccionarias que perjudican a la población”. Y luego de referirse a la conclusión del periodo de Jorge Olvera como rector y la entrada de Alfredo Barrera Baca, apuntan:” Aún hace falta una agitación y concientización más amplia en todos los espacios académicos, para hacer frente a las nuevas medidas y posiciones que se tomarán en la Universidad”.
Tomando en cuenta lo anterior es posible pensar que si bien existe un malestar en la comunidad universitaria por los casos de violencia de género, las insuficiencias materiales o debido a inquietudes en torno a los contenidos académicos de la enseñanza, demandas como la de declarar que la UAEM se asuma como una universidad “popular” parecen más bien sacadas de un manual de consignas de las organizaciones mencionadas, antes que tratarse de una necesidad de la comunidad estudiantil o docente de la máxima casa de estudios mexiquense.
Si asumimos como válidas la hipótesis de que los paros fueron parte de un proceso de agitación de una organización política que defiende abiertamente el uso de las armas y la comisión de delitos para conseguir sus objetivos políticos, entonces no debiera extrañarnos la violencia con la que los agentes de estas organizaciones políticas destruyeron parte del patrimonio universitario en la manifestación del 19 de marzo, ni que por el bien del proletariado hayan golpeado y aterrorizado a varios trabajadores universitarios.
Este artículo, desde luego, no es un reporte policiaco. Los documentos citados están (o estaban hasta unos días) disponibles al público en las direcciones electrónicas que se citan a pie de página.
Reflexionemos entonces en cuanto a los métodos que la universidad debe aplicar para sancionar estas conductas. Los universitarios mexiquenses están obligados a examinar libremente los hechos y las ideas, a practicar el pluralismo, la tolerancia y a dirimir los conflictos por medios pacíficos y democráticos, pero también están obligados a respetar y hacer respetar la normatividad interna y la ley de la UAEM.
Tratando de ser empáticos con estos militantes del estalinismo más rancio, ¿qué deberían hacer las autoridades universitarias?, ¿llamarlos a realizar una sesión de autocrítica para que confiesen –como en los procesos de Moscú – que sus actos quebrantan la autonomía y los principios universitarios? ¿Llamarlos para que acepten que todas las libertades sólo tienen por límite el derecho de los demás?
Entendemos que estos jóvenes idealistas pero materialistas no soportan que se les “criminalice” y que constantemente reclaman no ser tratados con “empatía”.
Tratando de ponernos en su lugar: ¿qué les diríamos? ¿Acaso se darán cuenta de que su voluntarismo infantil ha perjudicado a la institución que ha tenido que gastar recursos de por sí escasos para atender “su” movimiento? ¿Podrían comprender que es imposible cumplir algunas de sus peticiones?
¿Cómo habrán de responder a sus compañeros cuándo estos les reclamen el haber perdido tiempo y dinero en un semestre que ellos acortaron? ¿Los estudiantes proletarios, aquéllos que estudian y trabajan, deben agradecerles su abnegada permanencia en el paro?
¿Deberían premiarlos por enseñarnos la pedagogía del oportunismo político?
La capacidad de la administración universitaria fue puesta a prueba por el movimiento que se apropió de las demandas feministas para ser usadas como moneda de cambio en el revanchismo histórico del Cocol.
En facultades como Economía, Lenguas y Turismo la voluntad de diálogo entre la comunidad y las autoridades hizo posible que los alumnos presentaran sus demandas sin necesidad de parar actividades.
En Derecho e Ingeniería el diálogo fue reiterado e intenso, enérgico y determinado. La mayoría de los estudiantes rechazaron el paro y defendieron sus instalaciones.
En Artes y Ciencias Políticas las instalaciones fueron devueltas por los paristas en respuesta a la suspensión de actividades obligada por la emergencia sanitaria, mientras que en las facultades de Antropología y Planeación Urbana las instalaciones fueron devueltas después de varias asambleas donde la mayoría de los estudiantes rechazaron el paro.
Representantes de los paristas que tenían tomada la Facultad de Arquitectura y Diseño, acordaron devolver (y lo hicieron) las instalaciones una vez que se atendieran (y se cumplió) tres de sus demandas fundamentales.
En todos los casos, la Administración Universitaria ha seguido trabajando para resolver las demandas de los estudiantes, labor en la cual existen avances significativos.
Una vez que el diálogo genuino entre las partes y los procesos de deliberación democrática entre los jóvenes universitarios hicieron compatibles el libre ejercicio de la crítica por parte del estudiantado y la voluntad de solucionar las demandas de acuerdo con las condiciones materiales y financieras de la universidad, los sectores extremistas (con provocadores embozados y probablemente traídos de otras ciudades) realizaron una marcha en la que agredieron a trabajadores administrativos y dañaron el patrimonio universitario.
En consecuencia, el Consejo Universitario, máxima autoridad de la UAEM, decidió denunciar los hechos de violencia y los daños al patrimonio universitario ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México.
Por otra parte, las autoridades han informado los avances en la las soluciones a los pliegos petitorios de los alumnos de Humanidades y Ciencias de la Conducta, avances que son relevantes y significativos.
Hoy, y ante la emergencia sanitaria con la que enfrentamos la pandemia de la enfermedad Covid-19, la Administración Universitaria debe aplicar la normatividad interna y recuperar el dominio de los espacios universitarios que todavía están en manos de los paristas, dando vista a la Fiscalía estatal de los delitos cometidos durante la ocupación.
Es tiempo de que la Universidad Autónoma del Estado de México se concentre en realizar los trabajos de preparación para un regreso seguro a la nueva normalidad.
Es tiempo de que la UAEM vuelva a brillar como ejemplo de calidad educativa y de compromiso con la sociedad mexicana, particularmente con sus sectores más vulnerables.
Es tiempo de que los universitarios se concentren en concluir su semestre y se mantengan alertas a las indicaciones para regresar a una nueva normalidad en la que tendrán que adaptarse a los cambios que la realidad y la sociedad le demandan como universidad pública: formación de profesionistas éticos y capaces, difusión de la cultura para mejorar la calidad de vida de los mexiquenses, investigación científica pertinente en la búsqueda de soluciones a los males que nos aquejan como mexicanos: HASTA AQUÍ MIS LINEAS…
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