FASE A FASE
- Jimena Bañuelos
- 26 mayo, 2020
- Columnas
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Día a día lograremos alcanzar la “nueva normalidad” de la que tanto se habla últimamente. Sin duda, es el objetivo de todos. Además, no hay que perder de vista que el verano “oficialmente” está llamando a la puerta. De hecho, vamos a despedir el mes de mayo con temperaturas muy altas y más propias de la estación estival.
Me encanta ver el sol cada mañana y confieso que soy de esas personas que aguantan bien el calor. De hecho, voy restando los días que quedan para poder ver el mar. A orillas del Mediterráneo todo cambia. Y ahora, más que nunca, es necesario pasar página y afrontar el futuro sustituyendo la perspectiva que me ha acompañado durante el confinamiento. Es cierto, que han sido meses difíciles, pero todo pasa. Madrid está, por fin, en la fase 1. Aunque nos ha costado avanzar éste es el primer paso para poder ver, por ejemplo, a la familia o reunirse con amigos. Si bien es cierto, hasta que pueda abrazar a mis padres todavía quedan unas fases. Todo llega a quien sabe esperar. Los besos y abrazos virtuales cada vez saben a menos. Es necesario reencontrarse con las personas a las que queremos porque los que hemos pasado el confinamiento solos, hemos afrontado días en los que la soledad ha sido nuestra aliada o nuestra peor enemiga. En mi caso, creo que ha sido más aliada porque me ha permitido pensar en cómo alcanzar alguno de los sueños que aún tengo pendientes. Pensar, a veces, no es bueno sobre todo cuando la mente y el estado de ánimo no quieren que luzcas una sonrisa en la cara. Esos días es mejor distraerse y dejarse llevar por una buena película o una serie. No hablo de la televisión porque, precisamente, abstraerse el coronavirus y sus datos también tiene su lado positivo. A mí, por lo menos, me ha funcionado.
No sé si las fases de la desescalada funcionarán o no, porque cumplir con las normas no está en los genes de muchos españoles. Afortunadamente, las contradicciones que hay entre lo que se puede hacer y lo que no en cada una de ellas dice mucho de quienes las han elaborado… Creo que no es necesario especificar más cuando, por ejemplo, el uso de la mascarilla también ha pasado por diferentes estados. Los argumentos para cambiar del ahora no al ahora sí han sido tan “científicos” como los pasos a seguir hacia la “nueva normalidad”… En fin, lo que nos queda por escuchar todavía en las ruedas de prensa… Estoy segura de que más de un volantazo va a haber.
Volantazo el que ha demostrado la sociedad desde sus coches llenando las calles de muchas ciudades en la que fue la primera “manifestación” de los últimos meses. El estado de alarma ya no impone, el Gobierno tiene a una gran mayoría aporreando las cazuelas todos los días mientras otros intentan defender las incongruencias que éste anuncia. Más allá de nuestras fronteras no somos un ejemplo a seguir, por mucho que le cueste asumirlo al presidente. Su punto de vista desde La Moncloa dista demasiado de lo que se palpa a diario a pie de calle. El futuro es incierto para todos. La incertidumbre es capaz de nublar nuestros pensamientos. Insisto en que siempre nos queda el sentido común. No está de más practicarlo de vez en cuando. Que yo sepa, éste no tiene daños colaterales, en cambio, las mentiras sí.
Por eso, es el momento de avanzar y dejar atrás las rencillas del pasado. Edmundo Burke dijo: “Nunca puedes planear el futuro a través del pasado”. Así que más actuar y menos hablar. Señalaba Aristóteles: “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.” Y eso puede pasar como tenga que retrasar mi viaje al Mediterráneo y el abrazo con mis padres… No diré más.