Nueva normalidad o supervivencia
Por: Luis Daniel Cruz Monroy
Más pronto que tarde volveremos a una “nueva normalidad”. Regresaremos a las oficinas, fabricas, locales o escuelas, gradual y paulatinamente, según las autoridades de salud lo permitan.
El Gobierno Nacional ha puesto en marcha el programa “La nueva normalidad. Estrategia de reapertura de las actividades sociales, educativas y económicas”. Este programa busca la implementación de tres fases para la reapertura de la vida social en su totalidad. Propone una apertura gradual y escalonada a actividades económicas, sociales y de vida pública, con las restricciones y reglas de sana distancia; medidas de higiene máximas y necesarias. Cada instancia pública y privada deberá garantizar que el regreso permita evitar cualquier riesgo en la salud de sus empleados.
Lo difícil no será volver, poco a poco y con la implementación de las medidas sanitarias necesarias. No. Lo complicado será activar esa “nueva normalidad”, es decir, pensar que viviremos y actuaremos de la misma forma como lo veníamos haciendo tres meses atrás
Es cierto que las herramientas tecnológicas se han vuelto un aliado para la economía local, también es cierto que la brecha digital se ve en una mayoría poblacional, cabe entonces pensar qué tan dispuestos estamos como sociedad a transformarnos en bien de la salud y desarrollo de todos.
Los diferentes comercios han tenido que transformarse y ofrecer sus servicios a través de internet, difundirse y distribuir sus productos y servicios en las redes sociales, lo cual demanda una cuenta en alguna plataforma digital, regularmente Facebook, así como una forma de comunicación, que en muchos casos es el WhatsApp. A muchos les han funcionado las ventas en línea, pero es esta una práctica que demanda, además de los dispositivos necesarios, una apertura para cambiar los hábitos y costumbres del consumidor, pues mucha gente, a pesar de la contingencia, prefiere salir a comprar sus víveres y demás artículos de uso, en lugar de pedirlos en línea.
Debemos pensar en las posibilidades para el regreso a una vida distinta a la que teníamos, enfocados en una transformación necesaria para el bienestar y desarrollo de los distintos sectores sociales; sea cual sea el giro laboral y económico. Pasará lo mismo con las escuelas de todos los niveles educativos, pues todavía hay dudas si se hará uso constante y permanente de los diferentes métodos tecnológicos. La cultura no es la excepción, pues ha volcado esfuerzos para que ahora sus presentaciones, conciertos y demás actividades se den a través de la red.
Una de las industrias más afectadas es la de los espectáculos en vivo. Será difícil volver a pensar en conciertos multitudinarios, por lo menos como los conocíamos hasta ahora. Existe una alternativa: los auto-conciertos; el Foro Pegaso ha anunciado que en el mes de junio realizará un espectáculo con este formato por primera vez en México. Ello evidencia las diferentes posibilidades para después de esta pandemia mundial, pero también será una condicionante de cambio radical en la forma de convivencia social. Pero ¿la sociedad está lista para dicho cambio?
Habrán muchas consecuencias sociales que analizar y atender a causa del COVID-19: en las personas, la forma laboral, la diversión y sobre todo en la salud mental de los individuos. En esta última, se deberá explorar, no solo consecuencias que ya son palpables, como la violencia doméstica, sino todas aquellas a largo plazo que no imaginamos aún.
Sin duda, aun se percibe éste como un panorama bueno, aún así habrá que esperar el comportamiento del virus en México y en el mundo, ya que, a pesar de todos los esfuerzos, se han reportado el los últimos días el mayor número de contagios. En otras palabras, aún no podemos pensar en una “Nueva normalidad” si tenemos palpable el hecho que todavía debemos sobrevivir a ello. Por eso “Quédate en casa”.