Propuesta, ocurrencia o distractor
- Elva María Maya Marquez
- 21 febrero, 2020
- Columnas
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La familia, el trabajo, la escuela y las diversas actividades y exigencias de una sociedad que transcurre de manera acelerada, apenas nos da tiempo para tomar un respiro, contar con un momento de descanso que en la mayoría de los casos consiste en ese anhelado, efímero, pero necesario fin de semana.
En tiempos de la 4T todo parece debatible e increíble pero cierto, ahora se polemiza sobre la existencia de los fines de semana largos. Para contextualizar al respecto, vale la pena recordar que esta iniciativa nace en 2006, durante el sexenio de Vicente Fox, con una modificación a la Ley Federal de Trabajo que entro en vigor un año después, en 2007 y surge con el objetivo de impulsar el turismo y la convivencia familiar y recordar aquello que hoy en día parece una banalidad, tener momentos felices ¿Por qué? Porque lo merecemos y porque una persona feliz, es una persona más productiva.
Nadie discute la importancia que tiene que los mexicanos conozcamos, celebremos y hagamos propias aquellas fechas que como nación nos han dado identidad sin embargo, los fines de semana largos buscan ser una medida compensatoria ante los pocos días de asueto que los mexicanos tenemos. En el caso de América Latina, en promedio, los trabajadores con un contrato fijo cuentan con 15 días pagados en los que se pueden ausentar sin embargo, México solo otorga 6.
La cantidad de días libres que tienen las personas a lo largo del año tiene efectos sobre la economía de cada país y sobre la calidad de vida de los ciudadanos no obstante, es un hecho que en nuestro país se ha perdido el sentido de los días feriados pero si realmente queremos fortalecer nuestra identidad a partir de la historia, pensemos que ese trabajo se hace en las aulas y no me refiero precisamente a memorizar fechas con un contenido vacío.
En el mundo digital, el contenido de historia es basto y quien quiere aprender historia puede acceder al contenido de películas, libros y documentales sin dejar de lado las actividades que deben tener lugar dentro de las instituciones educativas, las cuales permitan recuperar la memoria histórica sin impactar lo que hoy, ha resultado favorable para el país en cuanto a la derrama económica.
De acuerdo con el ex secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, el turismo más importante es aquel que hacen los mexicanos, el cual representa un promedio del 83%, existen excepciones como los Cabos o Cancún que dependen del turismo extranjero pero en general, la mayoría de los estados y de los pueblos mágicos, dependen del turismo que realizan los mexicanos.
Las cifras no mienten, tan solo durante el fin de semana del 31 de enero al 3 de febrero se registró una derrama de cerca de 4 mil millones de pesos solo por cuestiones de hospedaje. Con cifras nulas de crecimiento en 2019, cuestionemos si vale la pena impactar a nuestra economía con algo así o estar desviando la atención de situaciones apremiantes que muestran cómo es que transitamos al peor de los mundos.
La venta de cachitos para la rifa del avión presidencial, los tamales de chipilín en la reunión con los empresarios y declaraciones de ´fuchi caca´, son temas totalmente irrelevantes cuando se tienen casos como el brutal feminicidio de Ingrid Escamilla, la desaparición y asesinato de Fátima, una niña de tan solo 7 años, la escases de medicamentos, el problema migratorio y la renovación de cuatro Consejeros del INE, estos, son temas que objetivamente se deben discutir.
Reflexionemos si realmente vale la pena centrar la atención y desgastarse en la desaparición o no, de los fines de semana largos. Hoy, es válido cuestionar que esto sea parte de una propuesta seria, tal vez solo es una ocurrencia más de nuestro presidente o bien, un simple distractor. Juzgue usted……