EN FUNCIONES
- Jimena Bañuelos
- 30 julio, 2019
- Columnas
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Tres meses para esto, para ver como con ciento cincuenta y cinco votos en contra Pedro Sánchez fracasaba en la investidura. Era obvio que en la primera votación no iba a tener la mayoría absoluta de la Cámara, pero en la segunda votación tampoco lo consiguió. A todos nos enseñaron de pequeños a no dejar las cosas para el último momento, pero parece ser que al candidato a la presidencia del Gobierno eso se le ha debido de olvidar. No se negocia un Gobierno en cuarenta y ocho horas, más que nada porque no se trata de un trabajo del instituto, ni estudiar para un examen, ni apurar para coger un tren… Se estaba hablando del Gobierno de España, casi nada. Eso sí, ahora, y después de lo que se vio en el Congreso de los Diputados, es bueno recordar a Kennedy: “El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano”. A día de hoy, son los reproches los que están en juego, pero con el “y tú más”, no llegamos a nada. Decía Oscar Wilde que “la ambición es el último refugio de todo fracaso”. Por delante nos quedan dos meses en los que Sánchez ha dicho que “no va a tirar la toalla”. No me queda claro el sentido de esta frase tras conocer que se va de vacaciones. Obviamente, y dada su chulería, la toalla no la va a tirar en la playa. Necesita descansar por el trabajo acumulado, y pensar en las vías que va a explorar, porque en estos momentos éste es su verbo favorito. Hay que tener…
Lo que hay que tener es una sonrisa de oreja a oreja si eres del Atlético de Madrid, porque siete goles son los que recibieron los de Zidane en el Metlife Stadium de Nueva Jersey. Han leído bien: Siete; como los enanitos de Blancanieves, los días de la semana, los pecados capitales… Una cifra estupenda que también saca los colores a más de uno. Que fuera amistoso no justifica nada, era un derbi lejos del Metropolitano y del Bernabéu con todo lo que eso implica. Los vikingos llegaron a ver en el marcador un cero a seis que demostraba la falta de ganas de éstos, mientras los colchoneros, y nunca mejor dicho, derrocharon coraje y corazón. Las miradas estaban puestas en los nuevos fichajes. ¿Alguien se acordó de Griezmann? Ahora el siete lo luce un joven que defiende los colores como debe ser. Atrás quedó “El Principito”, “dejemos que el pasado sea pasado” como diría Homero. Hay que pensar en el futuro, por delante queda toda una temporada. De momento, el equipo ha regalado a su afición algo histórico, algo que ya está escrito en los anales merengues y, por supuesto, en los rojiblancos. Muchos estábamos pendientes de cómo iba Simeone a dar forma al equipo con tantas caras nuevas, si nos trae resultados como éste nos espera una temporada ilusionante. Es verdad que hay que ir partido a partido, pero también es cierto que los colchoneros nunca dejamos de creer. Por eso, todavía estamos a tiempo para ir poniendo a prueba nuestro corazón porque, obviamente, también sufriremos pero ya llegará ese día. Continuemos disfrutando de las vacaciones, de los siete goles y de todo lo que el verano nos traiga, porque está claro que en España, el Gobierno está en funciones y el Real Madrid también.