SIN TON NI SON
- Francisco Javier Escamilla
- 28 marzo, 2019
- Columnas
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Haydn. ¿Sabía usted que Franz Joseph Haydn (1732-1809) compuso 104 sinfonías? Tal vez sea uno de los mejores músicos que ha dado la humanidad, de hecho, él fue el único compositor a quien Mozart reconocía como superior a sí, pero Haydn difería con modestia de esa opinión que el joven músico emitiera al respecto.
En la época de estos grandes virtuosos, que también coincidieron con Beethoven, se dio por nombrar a algunas de las Sinfonías por algún acontecimiento sucedido al autor o por algún detalle que contuviera su obra. De esta manera, se sabe que en la época en que Haydn realizó sus dos más prolongadas visitas a Londres, 1791-1792 y 1794-1795, este compositor ya disfrutaba de gran fama y era sujeto de gran atención del público y de la crítica, atención que no se le había concedido a ningún compositor no británico, desde que Haendel lo visitó en los primeros años del siglo XVIII.
Las obras que Haydn compuso en Inglaterra contienen la traza de la relación musical de mutua influencia que compartió con Mozart, tal vez porque acababa de salir de Viena donde dejó a su amigo Wolfgang Amadeus.
Las Sinfonías “de Londres” fueron compuestas por encargo de un empresario que estaba organizando una serie de conciertos en el centro de Londres, J. P. Salomon era su nombre. Las Seis primeras de estas sinfonías fueron estrenadas durante su primera estancia en la ciudad, mientras que las otras seis, entre 1794 y 1795. Estas doce sinfonías, de la 93 a la 104, han llegado a ser reconocidas como los trabajos más famosos de Haydn, son unas piezas llenas de retos a la armonía que se producían, en gran medida, en concordancia con las innovaciones sinfónicas que estaba introduciendo Mozart, por allá en Viena. De estas doce sinfonías la mitad fueron bautizadas con nombres característicos que a través de la historia las identifican. Así la Sinfonía no. 95 “Sorpresa”, debe este nombre a que, a mitad del segundo movimiento, un fuerte estruendo producido por toda la orquesta cambia radicalmente la sensación de la obra. La sinfonía no. 103 empieza con un redoble de tambor, por eso se le conoce como “Redoble del tambor”, y la no. 104 se le conoce como “Londres”, tal vez como resumen de las doce mencionadas, y esta sinfonía es, según muchos críticos, posiblemente el ejemplo de mayor madurez en la composición sinfónica clásica. La sinfonía no. 100 se denomina “Militar” debido al sonido metálico de tambores y platillos. Las otras dos sinfonías que se les asignó un nombre son la 96 “El milagro” y la 101 “El reloj.
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