100 días u 8 meses…. ¿Qué evaluamos?
Por: Elva María Maya Marquez
La pregunta está en el aire…..
A tan solo tres meses del cambio de gobierno, la sociedad ha estado envuelta en una vorágine de cambios donde lo que ha estado en el centro, es una nueva forma de ver, de hacer y de comunicar lo que sucede en la vida política del país. La esperanza de lo que puede ser, la añoranza de un pasado glorioso para algunos y lleno de sin sabores para otros, forman parte de realidades que actualmente convergen.
El 1 de Julio de 2018, tomó por sorpresa a gran parte de los mexicanos, porque aunque en el fondo se sabía lo que podía pasar, a más de uno le costaba aceptarlo. Pocos vislumbraron tan contundente resultado que en la situación del país, resultó lo más conveniente; un ganador con amplio margen entre el primer y segundo lugar, que no diera cabida a la especulación, donde apenas un par de centésimas generaran duda e incertidumbre sobre los resultados obtenidos.
Algo inusual sucedió el pasado 2 de Julio, una sensación que no se había experimentado antes, el amanecer con presidente nuevo y que parecía decidido a asumir el cargo a tan solo un día de haberse celebrado las elecciones, por eso la pregunta, ¿Qué evaluamos?. Lo que se puso de manifiesto fue la “prisa” que tenía Andrés Manuel López Obrador por asumir el cargo, que parece era la misma “prisa” que tenía su antecesor de retirarse, aunque en este caso, su imagen como presidente comenzó a desvanecerse mucho antes.
Logramos llegar a esos cien días donde ha pasado y se ha dicho de todo, conferencias matutinas que dictan la agenda, una estrategia para combatir la corrupción que de acuerdo al presidente, es la cura a todos los males que nos aquejan, un plan contra el robo de combustibles, la puesta en marcha de programas sociales como jóvenes construyendo el futuro y adultos mayores, la cancelación del aeropuerto en Texcoco, de la reforma educativa y de las Islas Marías como prisión, consultas populares y porque no, hasta la transformación de los pinos a un complejo cultural, una muestra de lo ocurrido en apenas tres meses de este nuevo gobierno.
Es necesario tener una mirada integral y objetiva que nos permita entender dónde estamos parados y que nos trajo hasta aquí. No podemos dejar de voltear al pasado y reconocer lo que se ha hecho bien, y aquello en lo que se debe seguir trabajando, ya que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. México no puede consentir más abusos, pero esto solo será posible mediante la inclusión de todos y cada uno de los sectores de la sociedad, donde las demandas generales y particulares se puedan tomar en cuenta.
La realidad que nos toca vivir en el aquí y en el ahora, no deviene del presidente que recientemente dejo el cargo, intentemos ser justos y responsables para realizar un análisis introspectivo que nos permita reconocer lo que como ciudadanos hicimos, pero también dejamos de hacer. Lo más “fácil” es buscar un culpable, pero eso no resuelve las problemáticas que nos inquietan, a solo cien días de este gobierno no podemos exigir cambios sustanciales y pretender que en tan poco tiempo se dé respuesta a situaciones tan enraizadas como la corrupción, impunidad, violación a derechos humanos, pobreza, desigualdad, inseguridad, violencia etc.
Podemos actuar dando el primer paso al privilegiar los intereses colectivos por encima de los individuales, no esperemos que la situación de una nación sea distinta de la noche a la mañana, o que venga un mesías a resolver problemáticas que se vienen arrastrando desde sexenios atrás. Es más que evidente que la sociedad reclama y merece un cambio, pero seamos relistas, cien días resultan insuficientes para problemas tan grandes.
La campaña electoral termino hace mucho y tanto gobierno como ciudadanía debemos entenderlo, exijamos menos discurso y más acción, es momento de darle vuelta a la página e intentar reconstruir nuestro tejido social. El actual presidente debe gobernar haciendo uso de ese histórico y envidiable 86% de aceptación con el que cuenta de acuerdo a la encuestadora Parametría, lo cual da muestra del respaldo de gran parte de la población mexicana, incluso de aquellos que de manera inicial no votaron por él.