Bernie Sanders, ¿un socialista en la Casa Blanca?
- José Edgar Marín Pérez
- 21 febrero, 2019
- Columnas
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Seguramente cuando escuchamos el nombre de Vermont (estado de la Unión Americana), viene a nuestra mente una pequeña entidad norteña rodeada de montañas nevadas la mitad del año y la otra mitad con unos bosques encantadores sacados de un cuento de hadas, pues bien éste es el hogar de una de las figuras políticas que desde el año 2016 ha atraído el interés de los analistas políticos norteamericanos y extranjeros, me refiero al senador independiente Bernie Sanders, quien se ha definido así mismo como un “socialista democrático”, un incansable luchador social que participó en los años 60’s junto con el Dr. Martín Luther King en las manifestaciones multitudinarias en Washington por la lucha de los derechos civiles y políticos, así como en la erradicación de las políticas y prácticas de segregación racial en los Estados Unidos, un hombre con una larga carrera política independiente en los años 60’s y 70’s, alcanzando su primer cargo de elección popular en 1981.
A partir de esos años la figura de Bernie Sanders se ha vuelto emblemática entre los grupos de izquierda no sólo en nuestro vecino país del norte, sino también en el mundo entero, disputándole hasta el último momento en 2016 la candidatura presidencial demócrata a su compañera de partido Hillary Clinton.
En este orden de ideas, el pasado día 19 de febrero el senador Sanders anunció a los medios de comunicación su decisión de volver a contender por la candidatura demócrata a la presidencia del año 2020, situación que ha atraído con mayor interés los reflectores políticos que nunca le han abandonado desde 2016, en donde se convirtió en un actor político que se autodenominó como el candidato de las clases desprotegidas y principalmente de los jóvenes, de ahí el gran respaldo que obtuvo no sólo entre los jóvenes de los barrios marginados de las grandes ciudades, sino también de los intelectuales que se están formando en las principales universidades de corte liberal en los Estados Unidos.
Siguiendo esta tónica, resalta que en su discurso del pasado día 19 de febrero, Sanders realizó un combate directo contra el presidente Donald Trump, a quien denominó como el peor mandatario en la historia moderna de los Estados Unidos, además de llamarlo: xenófobo, misógino, homofóbico y mentiroso patológico, por lo que lejos de la efervescencia discursiva del momento, resalta el llamado a acabar con esta etapa, en sus palabras “la más peligrosa en la historia norteamericana”.
No obstante, pese a que al día de hoy no se vislumbra en el panorama político otra figura de peso dentro del partido demócrata que pudiera hacerle frente a la intentona quijotesca de Bernie Sanders, también hay aspectos que no debemos dejar de mencionar ya que se le comienza a comparar nuevamente (como en la campaña electoral de 2016), principalmente por los republicanos, como un actor político populista comparándolo incluso con Andrés Manuel López Obrador, no sólo por su extracción ligada a la izquierda, sino también por su edad (78 años), lo que le ha acarreado burlas y señalamientos.
Sin embargo, son sus ideas políticas la que más han sido rechazadas como por ejemplo el rechazo desde hace muchos años a la política norteamericana colonialista, habiendo sido uno de los opositores a las intervenciones en Vietnam, Panamá, en Irak con la denominada “operación tormenta del desierto”, la intervención en Afganistán, en Libia, nuevamente en Irak en la primera década del siglo XXI y de la amenaza de una posible intervención en Venezuela antes de 2020.
No obstante, también destaca su cercanía con comunidades olvidadas como los afroamericanos, latinos, homosexuales y la población afectada por el VIH-SIDA durante los años ochenta y noventa del pasado siglo XX, resaltando el rechazo categórico a las políticas de especulación económica propias del mercantilismo, el rechazo a la construcción de un muro en la frontera con México, el impulsar nuevamente una política social en materia de salud similar a la desaparecida “Obamacare”, de educación gratuita en los EUA desde el nivel básico a nivel universitario, de mejora al régimen de pensiones, acabar con la política intervencionista y con los recursos que le son ministrados al mantenimiento de la OTAN, sólo por mencionar algunas.
Lo anterior, le ha atraído señalamientos públicos de forma directa tildándolo de socialista (basta recordar el último discurso del estado de la Unión que rindiera Trump en el capitolio a inicios del presente mes de febrero), lo que parece adelantar una “declaración de guerra” directa que habrá de librar la actual presidencia en contra del senador por el estado de Vermont.
En esta tesitura, para los analistas políticos pareciera que ésta postura más que socialista pareciera apostarle a un nuevo estado de bienestar o benefactor, de corte socialdemócrata, que busca rescatar a la clase media norteamericana de su extinción. Sin embargo, el ejercicio de toda política pública asistencialista le cuesta al Estado, ¿podrá una eventual precandidatura o candidatura demócrata a cargo de Bernie Sanders, hacerle frente a los designios del mercado, el capital y el poder hegemónico?, la respuesta la encontraremos cuando nos volamos a encontrar desde la Trinchera Global.
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