SIN TON NI SON

Ya he comentado con anterioridad que me fascina leer a los clásicos, es así que en estos meses de pandemia leí, entre otros libros, varias obras del escritor estadounidense Mark Twain. Célebre por “Las aventuras de Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huckleberry Finn”. Mark Twain fue un aventurero incansable que encontró en su propia vida la inspiración para sus obras literarias. Creció en Hannibal, pequeño pueblo ribereño del río Mississippi, lugar que utilizaría como escenario para las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn.
A los doce años quedó huérfano de padre, abandonó los estudios y entró como aprendiz de tipógrafo en la imprenta de un tío suyo, a la vez que comenzó a escribir sus primeros artículos periodísticos; ya en 1851 publicaba notas en el periódico de su hermano. Posteriormente trabajó en imprentas de Keokuk, Iowa, Nueva York, Filadelfia y otras ciudades. Pero volvió al río, y se coloca como aprendiz de piloto en la línea de barcos que transportan a comerciantes, aventureros y forajidos. Recorre y saborea el río palmo a palmo; es ascendido a piloto y cumple con su ambición de ser marino de un vapor en el Mississippi.
El estallido de la guerra civil interrumpió la navegación y pasó a ser soldado de la Confederación, y posteriormente probó suerte como buscador de plata en las minas de Nevada; En 1862 comenzó a trabajar como periodista en el Territorial Enterprise de Virginia City (Nevada) y, al año siguiente, comenzó a firmar con el seudónimo Mark Twain, que, en el Mississippi, significa dos brazas de profundidad (el calado mínimo necesario para la buena navegación). También fue corresponsal itinerante, remitió a los periódicos artículos desde Europa y desde Palestina. En el camarote de un amigo, se enamoró del retrato de una mujer y, a su regreso en 1870, se casó con ella, Olivia Langdon.
Sus visiones críticas contra el racismo, la esclavitud y otros temas sociales conflictivos truncaron su vocación de periodista. Su talento literario se desplegó plenamente con Las aventuras de Huckleberry Finn (1882), obra ambientada también a orillas del Mississipi, aunque no tan autobiográfica como Tom Sawyer, que es, sin duda, su obra maestra, e incluso una de las más destacadas de la literatura estadounidense, por la que ha sido considerado el Dickens norteamericano.
Además de estas dos novelas, y entre muchas otras, escribió “El Príncipe y el mendigo” y “Un yanqui en la corte del Rey Arturo”. Les recomiendo de manera muy encarecida la lectura de dos de sus obras, que en otras entregas describiré con más detalle: “El Forastero Misterioso” y la que más me ha gustado y sorprendido “Juana de Arco”. Mark Twain fue reconocido mundialmente durante los últimos años de su vida, y recibió el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford (Inglaterra), en 1907. Murió el 21 de abril de 1910 en Connecticut.
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