El orgullo de ser
- Elva María Maya Marquez
- 29 junio, 2022
- Columnas
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Se imaginan una sociedad igualitaria; con respeto, tolerancia y sin discriminación. Visualizan en el corto o mediano plazo la aceptación de lo diferente como la posibilidad que tiene el ser humano para conocer y reconocer una manera distinta de ver al mundo en lo cultural, político y religioso, así como en la manera de ser y relacionarse ¿Lo imaginan?
El 28 de junio se conmemora el día internacional del Orgullo LGBT+ (lesbiana, gay, bisexual, transexual, intersexual y queer), el cual, no solo es una colorida celebración, sino un día de exigencia por los derechos de estas minorías que han sido históricamente discriminadas. Actualmente, el mes de junio se caracteriza por la realización de una serie de eventos que luchan por la igualdad y la dignidad de las personas, sin embargo, aunque existe un avance, la realidad es que falta mucho por hacer.
La noción básica del “Orgullo LGBT”, consiste en que ninguna persona debe avergonzarse de lo que es sin importar su sexo, orientación sexual o identidad sexual. El término “orgullo”, busca transmitir una idea de dignidad inherente al ser humano que no debe verse afectada por sus preferencias sexuales.
El mes de la diversidad sexual es un llamado a la tolerancia y al respeto, pues si bien la comunidad LGBT+, se está haciendo más visible, no es suficiente, el trato que reciben en la cotidianeidad, las oportunidades académicas, profesionales y en materia de salud, solo por mencionar algunas, se dan en un clima de desventaja, lo cual ejemplifica la nula aplicación de la ley.
Lo que sucedió el pasado sábado 25 de junio con esta marcha multitudinaria que rompió record de asistencia en la Ciudad de México, no es parte de la generalidad ni representa lo que sucede en todo México, hay estados donde la marcha del Orgullo jamás se ha llevado acabo y las vulneraciones a las que se enfrentan de acuerdo a la zona del país donde residen son múltiples, pues no existen instancias de gobierno con el personal capacitado ni con la voluntad para apoyarles y garantizar el pleno ejercicio de sus derechos, por el contrario, en muchas ocasiones los malos tratos comienza por parte de las instituciones públicas.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha recomendado a los países “adoptar campañas de prevención y combate contra la homofobia, transfobia y discriminación basada en orientación sexual, garantizando la protección a los derechos de identidad de género”, toda vez que este tipo de acciones pueden contribuir a la disminución de asesinatos a las personas LGBT en México.
De acuerdo con el informe “La otra pandemia: muertes violentas LGBTI+ en México, 2020”, en el año referido, fueron ultimadas al menos 79 personas LGBTI+, lo que significa un promedio de 6.5 víctimas por mes. Esta cifra total representa una disminución de 32% con respecto al año anterior y está en consonancia con la disminución de los homicidios generales reportados en 2019. No obstante, esta caída en las cifras se debe más al impacto social de la pandemia de COVID-19, que a la implementación de políticas públicas de prevención del delito y de procuración de justicia. En resumen, las autoridades siguen sin atender de manera seria y responsable esta problemática.
Como se darán cuenta, la fecha no va encaminada a colocar un arcoíris en una cuenta de perfil o en los productos que se consumen en el supermercado, donde en realidad no se sabe si “algo” de las ganancias está destinado a la causa, de otra forma ¿Cuál es el apoyo? O solo lucran con el discurso de la fecha para obtener mayores ingresos y en realidad no tienen una agenda que contribuya a la aceptación, inclusión e integración. Que vileza.
El verdadero apoyo a la diversidad sexual va más allá de un “me gusta” en redes sociales, comienza desde un cuestionamiento personal acerca de lo que sabemos del tema y del interés con el que se cuenta para sumarse con acciones concretas. Que una empresa se diga incluyente no es contratar a una persona gay, trans o lesbiana, es garantizar que exista un ambiente laboral que no va a violentar a esa persona cuando sea incorporada al espacio laboral y eso, no está ocurriendo.
Se debe entender que el mundo está cambiando a un ritmo muy acelerado, temas de los que antes no se hablaba hoy es necesario perderles la pena y el miedo, pues solo así podemos construir espacios donde todas y todos estemos incluidos. Mientras exista gente que no se siente parte de la sociedad, donde características físicas como el color de piel, la manera de vestir o las preferencias sexuales sigan representando un motivo de exclusión, esta lucha debe seguir, pero no solo en junio, sino todos los días.
Una parte fundamental comienza con una educación distinta a los menores; sin etiquetas, prejuicios y estereotipos, pero para aquellos que son adultos el tema no es menor, implica mirarse frente al espejo, enfrentarse con sus filias y fobias para hacer una revisión de nuestras acciones, lo que se piensa y lo que se dice en torno al tema porque en el discurso se puede aparentar una cosa, pero en la realidad, sucede algo distinto. Seamos congruentes, empáticos y solidarios, tratemos al otro como nos gustaría que nos traten, pues cualquier ser humano tiene derecho a sentir orgullo de ser, lo que quiera ser.