La guerra contra Rusia, la lógica sin sustento para evitar el desmoronamiento de la OTAN

Las dos últimas semanas el mundo ha seguido atento el aumento de la tensión en las relaciones entre Rusia y el bloque conformado por Estados Unidos, Ucrania y la Organización del Atlántico Norte (OTAN), la mayoría de los medios de comunicación han exaltado una visión “rusofoba” en el desarrollo de este conflicto.
Sin embargo, para poder entender esta pugna resulta fundamental advertir que la relación personal entre Joe Biden y Vladimir Putin nunca ha sido buena, para muestra están las acusaciones que lanzara Biden siendo Vicepresidente de los Estados Unidos en contra de la elección del mandatario ruso durante los comicios celebrados en el país más grande del mundo en 2012, acusándolo de organizar unas elecciones de Estado bajo un esquema de corrupción, momento a partir del cual la relación entre ambas naciones volvieron a conflictuarse en una escala quizás un poco menor que durante la guerra fría.
Siguiendo este contexto, es de llamar la atención que durante el gobierno del presidente Donald Trump, la relación entre su gobierno y Rusia, si bien es cierto, no fue de grandes socios políticos o comerciales, tampoco fue mala, pese a los constantes embates del gobierno norteamericano en contra del gobierno de China, que dicho sea de paso, es sumamente cercano al gobierno de Moscú.
Sin embargo, en el conflicto que nos ocupa, Estados Unidos está tratando de rescatar del descrédito a la OTAN y resucitar la vieja política de la posguerra que desarrollaran Kennedy y Lyndon Johnson para cercar a Rusia en su territorio a través de un escudo nuclear a través de las bases militares que le proporcionan sus socios de la OTAN. Lo anterior, ya que después de la disolución de la Unión Soviética, los tratados de desarme nuclear signados entre la naciente Federación Rusa y Estados Unidos, detonaron que el país de las barras y las estrellas desmantelara a regañadientes la barrera nuclear que le llevó conformar casi cuarenta años entre sus socios de Europa.
Bajo este entendido, después del manoseo de dichos acuerdos nucleares durante el gobierno de Donald Trump, motivada por la rivalidad con Irán, los Estados Unidos han vuelto a las andadas para volver a colocar sus ojivas nucleares con dirección a Rusia y sus aliados, surgiendo una incógnita: ¿Cómo hacerlo para evadir las directrices, o bien, sin comprometer a la Unión Europea?, la respuesta lógica fue a través de su añeja y cada vez más desacreditada aliada, la OTAN.
En otras ediciones de esta Trinchera Global ya se ha abordado el tema del surgimiento de la OTAN. No obstante, sin ánimo de aburrir al lector de estas líneas, hay que advertir que cada vez más las exigencias que año con año hacen los Estados Unidos a los países miembros de esta alianza se convierten en un gran dolor de cabeza, como lo es el dotar de amplias partidas presupuestales estatales para ser ministradas a la Organización del Atlántico Norte para la compra de armamento, pagar la movilización de tropas y el pago de una amplia burocracia para el mantenimiento de la OTAN.
Aunado a lo anterior, los últimos años han supuesto para la OTAN una ampliación por todo el orbe mundial bajo un contexto ilógico, tal es el caso de la inclusión de Colombia en 2017 en calidad de socio, lo que les ha acarreado múltiples críticas a dicha organización y por ende a los Estados Unidos por incluir a un país de un continente en donde aparentemente no existen amenazas de invasión o contra la seguridad nacional del integrante más cercano que es precisamente los Estados Unidos, es decir, revelando con ello un ánimo expansionista sin sustento.
Bajo este orden de ideas, tal pareciera que la OTAN se encuentra en un momento de descrédito tal que si no causa un conflicto macro en el corto plazo, podría entonces correr el riesgo de desaparecer, ya que cada vez un amplio espectro de la población mundial no ve con buenos ojos su existencia de cara a los esfuerzos de la diplomacia por resolver problemas comunes a través de los acuerdos multinacionales.
Por si no fuera poco, no sólo Alemania y Francia están cansadas de las exigencias y discurso bélico de la Unión Americana, para muestra está que en esta semana el presidente de Croacia, Zoran Milanovic, ha adelantado que mandará retirar a todos los soldados croatas presentes en las fuerzas de la OTAN si continúan con la dinámica de confrontar a Rusia contra Ucrania en la que Estados Unidos ha estado confabulando abiertamente contra el país más grande del mundo, sobre todo si se toma en cuenta que Ucrania ni siquiera es miembro de la OTAN por el propio bloqueo que ha mostrado la disidencia ucraniana al gobierno del presidente de dicha nación Volodímir Zelenski.
Finalmente, habrá que estar atentos en el desarrollo de esta crisis entre Rusia y Ucrania, atreviéndome a adelantar que Rusia tiene problemas más prioritarios, mientras que para Ucrania representa la maravillosa oportunidad para seguir comiendo a costa de las dádivas de los Estados Unidos.
Twitter:@EdgarMaPe