Las instituciones democráticas deben protegerse: CODHEM
- Sergio Nader Ortega
- 4 junio, 2021
- Estado de México
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Toluca, Méx.- La pandemia de COVID-19 impactó la salud, la economía y desestabilizó prácticas democráticas en países de América Latina y el Caribe, por lo que ahora el reto es “proteger a las instituciones con elecciones libres, transparentes y justas; frenos y contrapesos, separación de poderes, tribunales imparciales y medios de comunicación libres e independientes”.
Así lo afirmó el ombudsperson mexiquense, Jorge Olvera García, durante su participación en el Coloquio Internacional “Estado Constitucional y Gobernabilidad Democrática en tiempos de la pandemia COVID-19”, organizado por la Red Internacional de Estudios Constitucionales (RIEC) y el Cuerpo Académico de Estudios Constitucionales de la Facultad de Derecho de la UAEMex.
A nombre de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), en su ponencia sobre “Estabilidad democrática y seguridad humana en la Pandemia de COVID-19”, el doctor Olvera explicó que la pandemia puso a prueba la confianza ciudadana en los gobiernos y las instituciones, generando descontento en muchos casos, de ahí que la transición post pandemia sea considerada el espacio adecuado para dar soporte a personas servidoras públicas comprometidas, transparentes y competentes.
El ombudsperson aseguró que la transparencia y acceso a la información, así como los principios de igualdad y no discriminación son claves para la estabilidad democrática y el Estado de Derecho, y en honor a ello los gobiernos deben ser transparentes, receptivos y responsables en su respuesta ante el COVID-19, a fin de garantizar medidas legales y no discriminatorias.
Finalmente resaltó la importancia de la enseñanza y práctica cotidiana de la cultura de respeto a la dignidad humana porque –como lo expresa la Declaración Universal de Derechos Humanos: “el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”.