La infame realidad de los políticos
- Julián Chávez Trueba
- 21 mayo, 2024
- Columnas
- 0 Comments
Todos los políticos mienten, unos muchos y otros más, porque no saben cómo van a hacer lo prometido, porque no hay obligación de cumplir con todo, sino únicamente hacer como que sí cumplen, por ello, traigo una reflexión que trata de ver más allá de los polos opuestos, de la infodemia, del encono, al trata de construir desde lo que se vislumbra como la personalidad real de cada candidata.
A nivel federal las campañas por fin están a punto de acabar, pero también están por acabar con nosotros, con nuestra paciencia y el interés de todos, pues cada vez la polarización es más evidente entre los que quieren a Xóchitl o quieren a Claudia, todos se han vuelto intolerantes y hasta el más mínimo detalle por más absurdo, se toma en contra de los contrincantes.
Así que de entre tanta información sesgada y atendiendo a que las propuestas son contaditas y sin indicar el cómo se van a implantar, con cuánto dinero se van a impulsar o la fecha en la que se van a cumplir, sólo nos queda mirar a través de la fachada las aspirantes con el anhelo de tomar una decisión desenfocando las promesas que obviamente ningún bando cumplirá al 100.
Para este ejercicio democrático al cual invito, se pude tomar en cuenta las entrevista en el programa Tercer Grado tanto para Xóchitl y para Claudia, por ser un ejercicio controlado y sin variables más que las propias candidatas, de lo cual se puede advertir lo siguiente:
1. Ni Claudia ni Xóchitl tienen una idea clara de lo que va a ser su gobierno, no tienen un plan definido y la gran mayoría de las preguntas detalladas las responden con evasivas o con la idea de que van a analizar más profundamente los detalles de la problemática presentada, antes de detallas soluciones.
2. Las dos candidatas hacen promesas que difícilmente van a cumplir como lo es no subir los impuestos, no aumentar la deuda, otorgar más dinero en programas sociales, no reformar el sistema de pensiones, bajar la inseguridad de golpe, entre algunos otros que evidentemente se resuelven o atienden con ejecución de actos para nada populares.
3. Claudia no se atreve a explicar los cuestionamientos respecto de asuntos sensibles para su campaña como lo es la línea 12, la corrupción inmobiliaria, los permisos ilegales en la sobre explotación urbana de la CDMX, García Harfuch y Arturo Zaldivar (por mencionar algunos), y termina con un “ya se explicó” o un “enfoquémonos en las propuestas que es lo que quiere escuchar la gente”, sin aclarar o indicar el lugar donde podemos corroborar su dicho.
4. Le es imposible decidirse frente a las cámaras si se desvincula con algún colaborador como Mario Delgado o los hijos de Andrés Manuel, derivado de un posible acto delictivo, es decir, ni poya poniendo su reputación en juego ni mete a la cárcel con el peso de una investigación seria.
5. Claudia niega la realidad por ejemplo, dice que no hay militarización, que no hay una alza en los homicidios, que no faltan medicamentos, que la estrategia de seguridad es correcta y que ha dado resultados, además de que se observa una determinante decisión de no compartir esa verdad, lo que implica que en su léxico no tiene significado la palaba acuerdo o consenso.
5. Xóchitl es mucho más flexible en temas álgidos y no se compromete en definir estrategias en tanto no se haga una verdadera valoración de los detalles de cada problema.
6. Se deslinda sin problemas de los que se señalan como corruptos y asegura su imparcialidad ante las investigaciones que pudieran darse en contra de personajes de los partidos que la respaldan, pues es persistente al asegurar no tener compromiso.
7. Logra aclarar los cuestionamientos hechos por su contraparte, argumentando insipientes respuestas, pero sí cumple la promesa de que serán aclaradas en redes, pues efectivamente tanto acusaciones como respuestas se argumentan con sustento fotográfico en su perfil.
8. Es mucho más proclive a la negociación derivado de la mesura de sus declaraciones en contra de MORENA, pues focaliza sus ataques hacia los impresentables como Barlett, Harfuch, Mario Delgado y deja de lado la generalización como sí lo hace Claudia cuando señala como traidores a las corrientes de opinión que no le favorecen.
Me parece que lejos de embrutecernos con el exceso de información, podemos esgrimir una argumentación que devele la calidad moral y ética de ambas candidatas, tomando en cuenta no lo que dicen sino cómo lo dicen, cómo enfrentan la adversidad y cómo se prevalecen ante los ataques y cuestionamientos, pues al final eso es lo que van a hacer cada día de su mandato, resolver como puedan cada conflicto que se les presente ya sea llorando, pataleando o negándolo.