EL VALLE DEPORTIVO

Por: Pedro Eric Fuentes López

Y ahora ¿qué? Más debate deportivo no creo que haya. Por un lado, los ultra defensores y pragmáticos del futbol y por otro, los abiertos a otras disciplinas, que, como todo en su derecho tienen razón de ser y existir, creando una diversidad de opiniones, sí, pero en el inicio de cada una de ellas existe un poder sustancial de acercar al hombre -como ente- a la cultura física y deportiva. Eso es lo que de pronto y lamentablemente muchos no alcanzan a comprender, pero está claro que cada quien tiene su gusto, inclinación o hasta favoritismo por algún deporte, sin embargo, de acuerdo a estudios realizados, el organismo y la mente del ser humano están facultados y capacitados para enarbolar un desarrollo conforme a sus habilidades e inclinaciones deportivas sin dejar de lado las demás, es decir, una cosa es que no te interesen y otra es que ni siquiera las peles, luego entonces, a pesar de que varios muchas dicen cosas por expresar, en el fondo saben que al menos durante la niñez tuvieron que haber disfrutado de una iniciación deportiva que les permitió contar con cierta psicomotricidad y en consecuencia con una mejor visión y panorama de los deportes. ¿Qué pasó? Que hoy en día las consecuencias de una era tecnológica inmersa y cautiva de la web, hace contar con cualquiera -la que sea- y con todas las expresiones deportivas que produce, o no saber cuál perseguir y/o seguir, o solamente se limitan al fucho y tal vez a tres o cuatro más, teniendo en claro que únicamente les encanta una. Pero no creo que ese sea el tema a analizar en estos momentos. La realidad que nos debe ocupar – a todos- es que el nivel del deporte nacional, incluido el fut, ha bajado y sigue en franca decadencia, aun cuando los porristas, aplaudidores y fanáticos, sigan cegados. Y es que, para que suba nuevamente el nivel y volvamos a tener una representación altamente -eficaz y eficiente- competitiva, no depende de un solo estratega, presidente de club o institución, director o rector, o dizque responsable del deporte nacional. Depende, absolutamente del nivel de los deportistas, atletas y/o jugadores, de su capacidad físico-mental, para encarar con determinación y gallardía determinados compromisos. Luego entonces, no es un asunto que se pueda resolver por un simple deseo de preferir un deporte o adoptar el de moda o crear fantasías de un gigante que hace mucho tiempo dejó de existir; el ser mejores en la cancha no ha sido lo que se ha venido mostrando, salvo -insisto- en deportes individuales o en aquellos que conforman otra mentalidad, por lo que, todo implica un proceso que inicia asumiendo de forma clara y sin rodeos ni cuentos largos que estamos en una profunda crisis deportiva y de resultados. Creo fervientemente que si no hay una real y auténtica autocrítica en este sentido estamos perdidos, porque después se les hace fácil -a muchos- criticar sin conocer, ni ver los deportes y conste que digo esto, y me detengo, porque gracias a estudios, estancias, reportes y análisis, conozco lo que compone nuestro deporte en general y sigo aferrado a creer que uno o dos garbanzos de a libra, sean el parteaguas para soñar con una mejoría. Además, creo que coincidiremos en el hecho de que para salir de esta crisis la única manera de hacerlo es de forma directa y aceptando los cambios generacionales, con mejores argumentos y valores deportivos que mucha falta le hacen al país y su sociedad en general.

Por otro Valle, la resolución de la World Athletics de cambiar su política y excluir a personas transgénero de la categoría femenina, en las competiciones internacionales a los atletas transgénero hombres y mujeres que hayan tenido una pubertad masculina, ha causado cierto escozor e iracundia, en algún sector que se ve afectado y que no concuerda con la idea de que las medidas claras que el Consejo de World Athletics ha tomado, son para proteger la categoría femenina del deporte en general y hacerlo restringiendo la participación de los atletas transgénero e intersexuales. Después de muchas reuniones donde participaron integrantes del organismo, así como del deporte amateur y olímpico, entre otros, la mayoría de los actores principales del atletismo, a nivel deportista, entrenadores y federaciones,  estimaron que las atletas transgénero no deben competir en la categoría femenina porque las pruebas de que las mujeres trans conservan una ventaja sobre las mujeres biológicas son notorias, bajo el argumento de que aquellas que quisieran participar en la categoría femenina mantuvieran su tasa de testosterona bajo el umbral de 5 nanomoles/l durante un año, situación que les favorece. Así pues, la Federación Internacional de Atletismo valora que la testosterona máxima permitida para las mujeres trans se reduzca a dicha cantidad por litro de sangre a tan solo dos nanomoles y medio. Además, las atletas deberán mantener ese baremo durante al menos dos años, en lugar de los 12 meses que se exigen actualmente. Para colocarlo en mejor perspectiva y entendimiento: los estándares habituales de testosterona en las mujeres oscilan entre los 0.5 y los 2.4 nanomoles por litro de sangre. Es decir, los 2.5 que quiere instaurar World Athletics como tope seguirían sobrepasando, aunque por una sola décima, el patrón habitual de testosterona en mujeres, por lo que se ha dicho que se ha aceptado que las mujeres trans mantienen una ventaja en masa muscular, volumen y fuerza después de 12 meses de tratamiento hormonal sobre las mujeres nacidas como tal. Total, que la historia continuará…

Pásenla bien!!!