SANAR HERIDAS DURANTE LA CUARESMA 31

Viernes IV de Cuaresma

Sacerdote Daniel Valdez García

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Si nos preguntaran ¿Para ti quién es Dios?, nuestra mejor respuesta sería “nuestra razón de ser”, sin ello nos queda pietismo, costumbrismo, tradicionalismo o hasta ateísmo.

Hoy reflexionamos sobre el pasaje del libro de la Sabiduría 2, 1a. 12-22, donde los impíos, erróneamente, planean acechar al justo, quien consideran una molestia porque desafía sus acciones y reprocha sus faltas. Este justo se distingue por su vida diferente y su cercanía con Dios, proclamándose hijo de Dios.

Los impíos planean poner a prueba la fe del justo, sometiéndolo a sufrimientos y una muerte humillante, convencidos de que si realmente es hijo de Dios, Él lo asistirá. Sin embargo, es su maldad la que los ciega, impidiéndoles conocer los misterios de Dios y la recompensa de una vida virtuosa.

En el evangelio según San Juan 7, 1-2. 10. 25-30, vemos cómo Jesús, consciente de la amenaza judía, inicialmente evita Judea. Sin embargo, durante la fiesta de las Tiendas, sube a Jerusalén en secreto. Allí, enseña en el templo y afirma que, aunque conocen de dónde viene, realmente Él ha sido enviado por aquel que es verdadero, a quien ellos no conocen. Los líderes judíos, molestos por sus palabras, intentan aprehenderlo, pero no lo logran porque su hora aún no ha llegado.

Este evangelio nos invita, como cristianos del siglo XXI, a aceptar a Jesús en nuestro corazón y a seguir sus enseñanzas en cada momento de nuestra vida.

Amén, Señor Jesús.