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El pasado 23 de febrero, el Parlamento de Alemania aprobó el consumo recreativo de la marihuana. La ley entró en vigor el 1 de abril y permite que los adultos de más de 18 años puedan llevar consigo 25 gramos de marihuana en la vía pública, cultivar hasta 50 gramos y tener tres plantas por adulto en su domicilio.

Como podrán imaginar, la decisión no fue sencilla, sin embargo, el gobierno alemán asegura que la ley aborda tres problemáticas. La primera; el incremento en el consumo de cannabis, dos; aumento de la delincuencia relacionada con las drogas y tres; un mercado negro cada vez más problemático.

Entre las consideraciones se prohíbe el consumo en menores de edad, cerca de escuelas, parques infantiles, guarderías e instalaciones juveniles. Al mismo tiempo, la Asociación Médica Alemana, considera que el límite de 18 años para el consumo de marihuana es demasiado bajo debido a los posibles riesgos para la salud de los jóvenes. Por su parte, el gobierno alemán, afirma que su campaña sobre la marihuana proporcionará a los ciudadanos la información que necesitan para tomar decisiones con conocimiento de causa.

Las dudas sobre la regulación están latentes, y el temor sobre el incremento del consumo entre los más jóvenes es un tema que se conocerá a través del tiempo.  La reacción suscitada en Alemania no es distinta a lo que ha pasado en otros países, no obstante, son decisiones que se deben tomar con base en evidencia científica y no desde el desconocimiento y los prejuicios.

Hoy, Alemania se encuentra entre los países más permisivos en Europa con el tema del cannabis, junto con Malta y Luxemburgo, que legalizaron el consumo recreativo en 2021 y 2023, respectivamente. En países como España, Portugal, Italia, Bélgica, Austria, Croacia, Estonia y Eslovenia, la posesión de marihuana no está sancionada penalmente, pero el consumo aún no está regulado.

En 2013, Uruguay fue el primer país del mundo en legalizar la producción, venta y consumo de marihuana para uso recreativo. Lo anterior, no contempla a la comunidad extranjera. Para 2018, Canadá siguió sus pasos con la legalización de la producción y consumo recreativo.

En el caso de Estados Unidos, 16 estados han legalizado su uso recreativo. En México, el 28 de junio de 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, invalidó la prohibición del consumo lúdico de marihuana. Con esta decisión histórica, se garantiza el ejercicio del libre desarrollo de la personalidad en todo el país, poniendo particular énfasis en la autonomía de las personas para elegir y materializar su propio proyecto de vida, sin interferencias injustificadas del Estado o de terceros.

Este fallo permite que los mexicanos mayores de edad puedan consumir, sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar marihuana (cannabis) y THC, principal componente psicoactivo de la planta con fines recreativos. Sin embargo, “no se autoriza, en ningún caso, importar, comerciar o suministrar” marihuana. En este punto, existe una especie de vacío legal, toda vez que los artículos del Código Penal referentes al consumo de cannabis continúan vigentes por lo que sigue penado. Es decir, hay una discrepancia entre lo aprobado y lo que señala el Código Penal. Por otra parte, ante el rechazo histórico que rodea al tema, se puede entender como parte de las resistencias.

En este contexto, un caso muy particular es el de Holanda, que en la década de los 70 despenalizó la venta y uso de la marihuana, pensando en que esta medida alejaría a los consumidores de las sustancias más peligrosas. Las autoridades estaban convencidas de que era imposible ganar la guerra contra las drogas y preocupadas por el impacto en la salud pública causado por la heroína y la cocaína.

Se debe puntualizar que la marihuana no es legal en los Países Bajos, simplemente su portación y consumo no es considerado como delito. Su venta, compra y consumo están sometidos a una política de tolerancia hacia las drogas blandas, permitiendo el consumo máximo de 5 gramos al día por persona en un “coffee-shop”, una especie de cafetería donde se vende marihuana sujeta a ciertas restricciones como se mencionó anteriormente, una de ellas, es que en estos establecimientos no se venden ni consumen bebidas alcohólicas, pero es posible consumir marihuana en diversas presentaciones: en forma de té, fumándola en pipas de agua e incluso se pueden encontrar pastelitos hechos a base de cannabis.

Con relación a las denominadas drogas duras y blandas, vale la pena realizar ciertas especificaciones. Las drogas duras son aquellas que tienen un alto potencial adictivo y pueden causar daños graves en el cuerpo humano. Estas drogas incluyen sustancias como la heroína, la cocaína, la metanfetamina y el fentanilo. Estas drogas pueden causar cambios químicos en el cerebro, lo que puede llevar a la dependencia y a la adicción. Además, pueden causar daños físicos incluyendo enfermedades del corazón, del hígado y del cerebro.

Por su parte, las drogas blandas son aquellas que tienen un menor potencial adictivo y causan menos daño al cuerpo humano. Estas drogas incluyen sustancias como la marihuana, el alcohol y los cigarros. Aunque estas drogas también pueden ser peligrosas, su impacto en el cuerpo humano es menos severo que el de las drogas duras. Lo que ha pasado en el caso del alcohol, es que, si bien se consume en cantidades industriales desde temprana edad (antes de los 18 años), su consumo esta normalizado y ni siquiera se percibe como un tipo de droga.

El alcohol está prácticamente en todos lados y a todas horas, lo mismo en una tiendita, que en el supermercado, en un restaurante, en un concierto o en un estadio de futbol. Por tal motivo, es necesario recordar que las personas que pierden la vida por situaciones relacionadas con el consumo de alcohol, es un tema de todos los días, pues se consume las 24 horas del día, los 365 días del año, por lo que resulta “curioso” que cientos de personas se desgarran las vestiduras ante el consumo de marihuana, pero no cuestionan lo que sucede con el alcohol en todas sus presentaciones.

En una sociedad como la mexicana, es poco probable asistir a una reunión familiar o una fiesta sin que las bebidas alcohólicas sean parte de los invitados principales al igual que el cigarro. Este último también consumido antes de cumplir la mayoría de edad y con afectaciones que derivan en: bronquitis crónica, enfisema pulmonar y cáncer de pulmón, solo por citar algunos ejemplos y sin considerar los daños que desarrollan las personas que no fuman, pero conviven con personas que lo hacen prácticamente todos los días.

Ahora bien, para los que a estas aturas se estén preguntando por que titular a esta columna 4/20, es porque cada 20 de abril, millones de personas celebran en todo el mundo el “Día Mundial de la Marihuana”, un evento que ha ganado popularidad en los últimos años y el 20 de abril, o 4/20 en el formato de fecha comúnmente utilizado en Estados Unidos, se ha convertido en un día de fiesta para los entusiastas consumidores del cannabis.

La historia detrás de esta fecha tiene varias teorías, pero una de las más aceptadas se remonta a la década de 1970 en California, Estados Unidos, donde un grupo de adolescentes de San Rafael High School, conocidos como “Los Waldos”, se reunía a las 4:20 p.m. después de clases para buscar un campo de cultivo de marihuana abandonado. Utilizaban el código “420” para referirse a la hora en la cual sería el encuentro y de este modo evitar ser descubiertos. Con el tiempo, el término “420” se popularizó entre la comunidad de consumidores de cannabis como una forma discreta de referirse a la marihuana y a la hora de consumirla.

El sábado 20 de abril, las marchas y manifestaciones en todo el mundo no se hicieron esperar, pues es una forma de romper con el estigma generado hacia las personas que consumen marihuana. Asimismo, es una manera de pedir a los diferentes gobiernos que legislen en la materia y avancen en su despenalización, legalización y regulación. Actualmente, su uso con fines medicinales ha logrado ganar mayor terreno, pero no esta sucediendo lo mismo con el uso lúdico o recreativo.

Es ineludible pensar en un análisis de mayor nivel, con mayor seriedad y con elementos que realmente aporten a la discusión. Por ahora, partamos de preguntas “sencillas” ¿Por qué satanizar el uso de la marihuana y por qué no hacer lo mismo con el alcohol y el cigarro? ¿Realmente el alcohol y el cigarro causan menos daño que la marihuana? ¿Con base en qué podemos sostener que aquellos que consumen marihuana pueden desarrollar conductas más o menos perjudiciales que quienes consumen alcohol? Tenemos mucho que reflexionar y el tema de la marihuana seguirá siendo una discusión abierta.