Ojalá el Litio nos hiciera menos pobres por decreto

Bien dice el principio general del derecho, “La Ley es dura, pero es la Ley”, situación que engrandece uno de los últimos berrinches de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, y determina una máxima de legalidad, de certidumbre y de universalidad.
El Derecho como ciencia estudia el comportamiento humano y lo eleva a un ordenamiento para que todos lo podamos seguir y obedecer con certidumbre, por ello es escrita con la idea de beneficiar a la mayoría y por dura que sea hay que seguirla, sin embargo, no pueden normarse situaciones que escapan de la prudencia y del sentido común. Como por ejemplo decir que partir de hoy no hay pobres, puesto que la pobreza no se elimina con un documento, ni siquiera con poner numerosas voluntades en común acuerdo, sino depende únicamente de los factores económicos; de la misma manera ha sucedido con la pretendida Ley Energética que fue detenida por la oposición, que extrañamente se hizo presente por la presión e intereses de las empresas perjudicadas (incluso extranjeras) y no tanto por la afrenta en favor de los mexicanos.
Y es que aunque la Ley sea dura, existen mecanismos para que se limite en su beneficio o en us aplicación. Tal es el caso de la Ley de Minería que ahora pretende incluir al Litio (Li) dentro de los minerales para uso, disfrute y explotación exclusiva de la autoridad mexicana. Sin duda es de inicio, una excelente idea, puesto que el Litio es el componente primordial para el almacenamiento de energía eléctrica, es decir, todas las pilas recargables contienen Litio y se vislumbra que los coches en un futuro sean recargables, por tanto, es primordial guardar control sobre el mismo.
1. Primero queda en descubierto que no existe un trazo político contundente en materia de energía, porque si bien hoy se observa que el futuro es eléctrico, hace un año se compraba una refinería petrolera tejana (para algunos obsoleta) y en unos años se tendrá otra refinería en Dos Bocas, Veracruz, así que se observa una patente contradicción.
2. No se ha invertido absolutamente nada en extracción de Litio, que es particularmente diferente a la extracción de metales preciosos, de cobre o fierro, por lo que la aplicación de esta Ley, provocaría de inmediato el paro de las empresas que se abstendrán de realizar la extracción y entonces, haría un desabasto, provocando que el precio del Litio se aumente, incrementando así todos los productos que contengan pilas recargables.
3. Ahora bien, ese incremento no beneficiaría en absoluto a México, porque los demás países que ya cuenten con extracción sí podrán ofertar su producto más caro y México tendrá que esperar hasta contar con toda la cadena de producción y logística que culmine en la comercialización del Litio, para contar con los beneficios del mercado.
4. En el socialismo no hay incentivos para competir, puesto que no hay competencia de mercado, es más, no hay mercado, esto quiere decir que la expropiación o por lo menos, en el monopolio Estatal visto como medida socialista, no existe incentivo para mejorar, actualizar ni perfeccionar la tecnología que se utilice y por tanto, la inversión en mejoras depende de la política que haya entorno a las prioridades gubernamentales o, como es el caso, las ocurrencias del presidente.
Quienes hacen favor de leer esta nota con periodicidad, sabrán que siempre atinamos en lo que va a ocurrir en el gobierno, (no por tener una bola de cristal, sino porque son muy evidentes los síntomas), y en esta ocasión no será la excepción. Es notorio que no ha habido monopolio Estatal que funcione, o por lo menos que funcione mejor que la libre competencia. Ejemplos, Telmex, CFE, Pemex.
Ojalá que el Senado se dé cuenta de las necesidades de inversión y genere un punto en el que se obligue al gobierno a invertir y en asegurar un abasto de Litio en el mercado, para que exista un verdadero beneficio a la población o en el peor escenario, un aumento en el erario público.