Nuestra simulación (crítica a nosotros mismos)

¿Es acaso todo esto una simulación? y no me refiero a que estemos como en un escenario de Matrix, sino más bien en nuestros propios huecos en las acciones que desempeñamos. Para donde voltees existe una simulación de quien “hace como que hace” y algunos que realmente hacen lo que se les encomienda.
Quisiera en esta nota no centrarme en la simulación del Gobierno Federal empezando por el presidente, que simula ventas de aviones, obras bien pensadas, programas indiscutibles y protecciones a ciudadanos; todo es una simulación, una puesta en escena donde nos dicen tener una política de salud y no hacen absolutamente nada, bueno no existen ni indicaciones firmes que no se desdigan o desdibujen al otro día.
A menudo escuchamos una frase (sobre todo en gobierno) respecto de los trabajadores que dicen “hago como que trabajo y ellos hacen como que me pagan” cuando el gobierno difícilmente olvida pagos, (a no ser el de Toluca en la anterior administración), sin embargo empresas y gobierno regularmente a los asalariados les otorgan un su sueldo quincenalmente sin falla, entonces por qué decir que hacemos como que trabajamos, cuando debiésemos trabajar bien y punto.
Hoy muchos alumnos hacemos mal cuando se nos manda a tomar clases virtuales desde casa. En grados básicos no se observa tanto pero de preparatoria para arriba muchos jóvenes están ingresados en clase pero sin prender cámara para que no se vea que siguen en la cama o dormidos, simulando estar en clase y lo peor, simulando estar aprendiendo.
Jueces o fiscales haciendo lectura de algunos puntos del expediente y dejando muchas peticiones sin atender, y con esto lo que realmente hacen es simular la aplicación del derecho en perjuicio de quien lo necesita; mandos medios que no tienen un jefe o supervisor, que no van a trabajar y el día que llegan exigen que todo esté hecho, también se trata de una simulación.
El mundo gira cuando las personas no simulan su trabajo, cuando existe convicción y se desarrollan plenamente; esto en gobierno se traduce en bienestar a la sociedad y en la iniciativa privada se traduce en plusvalía. Quien trabaja se desarrolla y produce.
Sin duda es complicada la época pero en educación, quien simule atender en clases se quedará con estos dos años de vacíos académicos, sin conocimientos, sin parte de la secuencia establecida para el desarrollo cognitivo. No se desarrolllará.
La responsabilidad y la convicción rompen con la simulación y quien entienda esto en nuestros tiempos, será el genio de los días venideros.