AUTISMO PÚBLICO Y PERIODISMO
- Ricardo Joya
- 9 mayo, 2019
- Columnas
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La mayoría hacemos un esfuerzo por buscar información, preparar las reflexiones, analizar escenarios, identificar problemas y, de buena fe, plantear soluciones. En la minoría de los casos hay ataques directos, y generalmente ocurre porque hay “otros intereses”, pero en general, quienes expresamos opiniones en los medios de comunicación, lo hacemos porque deseamos que “algo” sea mejor.
Podemos encontrar artículos de especialistas que ofrecen información actual con respecto a estudios o nuevos enfoques para abordar algunos problemas o para explicar acontecimientos que se consideran relevantes. En otros casos, hay colaboraciones –artículos o columnas- que tienen un interés eminentemente periodístico y buscan analizar y opinar con respecto a sucesos actuales de los que dan cuenta los medios de información.
En todos –bueno, casi todos- el interés es ofrecer elementos para que alguien reflexione diferente, conozca algún dato, valore alguna circunstancia, analice una situación y tome mejores decisiones.
El problema, es que en muchos casos no puede ejercerse la “Libertad de Prensa” a plenitud porque existen diferentes amenazas, sobre todo en un entorno como el que vivimos en México. La violencia está rodeando la vida de muchas y muchos mexicanos, y de la cual no escapan las y los periodistas; al contrario, en algunas zonas del país son el foco principal de los ataques.
También existen condiciones que amenazan la libertad de prensa: las agresiones, la descalificación de la actividad periodística (como al señalarlos de “conservadores” o “fifís”, por ser críticos ante una estructura de poder), o incluso los ataques en las redes sociales –tal como lo dio a conocer el Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) en marzo pasado. https://www.elvalle.com.mx/columnas-y-opinion/story/980/la-descalificacion-sistematica
La prensa enfrenta, además, amenazas a su libre ejercicio, cuando depende de los recursos que le asignan el gobierno o las instituciones públicas –vía publicidad-, sin criterios claros, transparentes, justos y alejados de las pretensiones de control. En el caso de México, existen medios de información cuyos ingresos dependen hasta en 40 por ciento del gobierno.
Adicionalmente, las condiciones laborales de las y los periodistas no necesariamente son las ideales –como en muchos otros sectores del país- y eso los coloca en situación de desventaja para realizar su trabajo; y también están amenazados porque muchas personas creen en las redes sociales, cuando en esos espacios se generan noticias falsas.
A pesar de todo, esos no son los verdaderos problemas, lo digo –naturalmente- a mi juicio. El verdadero problema es que las estructuras de poder no quieren escuchar lo que dicen, escriben, muestran, los medios informativos, quienes hacen periodismo y quienes opinamos en ellos. Es un autismo público. La apuesta de esas estructuras es silenciar a quienes les hacen ver sus errores, es cerrar ojos y oídos a sus perspectivas.
Así que nos hacemos la ilusión (hablo por mí) cada que hacemos una colaboración, pensando que alguien considerará la reflexión para mejorar las cosas –tanto en lo público como en lo privado-, pero en realidad cada vez escuchan y ven menos.
Sigamos en la ilusión… finalmente, cuando todo sea irreversible y desastroso para la mayoría, recordaremos que en algún momento alguien, en un medio periodístico, lo advirtió.
PERCEPCIÓN
El maestro, Mauricio Valdés Rodríguez, presentó su renuncia a la presidencia del Instituto de Administración Pública del Estado de México (IAPEM). El 5 de octubre de 2011 inició su periodo al frente de ese organismo, para sustituir al maestro, Efrén Rojas Dávila.
Desde este espacio vaya un amplio reconocimiento al trabajo que desempeñó el maestro Valdés, al dinamizar notoriamente al instituto. Deseamos que tenga nuevas oportunidades, porque su experiencia y capacidad política en mucho ayudarían en estos momentos de transición.