Reflexión: procurar no hablar con absolutos

En estos días las redes sociales están saturadas de comentarios que suelen ser en favor de las políticas que representa Andrés Manuel López Obrador, de sus gobiernos a fines, de acciones que él ha emprendido o de proyectos que él ha iniciado; o por el contrario comentarios que son totalmente en contra de lo que representa el presidente de la nación, es decir no suele haber medias tintas, sin embargo en políticas públicas y sobre todo en economía, es difícil encontrar absolutos en la generalidad, en el entendido de que un absoluto es el concepto que define un conjunto con una característica. Por ejemplo hablar de que Andrés Manuel en las mañaneras dice puras mentiras se trata de un absoluto que resulta ser incorrecto, puesto que si bien se han dicho algunas mentiras, no todo lo que se dice en las mañaneras es mentira, algo de ello es verdad. Es decir no debe hablarse con absolutos. Es importante entender que como bien lo decía la filosofía Jedi, “sólo los caballeros oscuros hablan con absolutos”, es decir que los absolutos nos llevan al lado obscuro, son malos y se deben evitar, porque nunca será bueno pensar que si no estás conmigo estás contra mí. Los absolutos serán un error puesto que en sociedades tan polifacéticas y multiculturales como lo es la mexicana, existen numerosos matices entre esa generalidad.
En donde quisiera llegar con toda esta reflexión es en solicitar a todos los lectores que hacen el favor de seguirnos, que no se casen con absolutos, no sigan ciegamente una idea o una persona, sean críticos y pregúntense a menudo su objetivo o su ideal. Si se encuentran a favor o en contra del presidente de la República hagan reflexión y observarán que no todo está mal, al mismo tiempo que quien esté totalmente a favor encontrará que no todo está bien, de alguna forma debe establecerse que existen áreas grisáceas en las que hay algo bueno entre todo lo malo y viceversa.
Recuerden que el apasionamiento dentro de las posturas políticas significa sufrimiento, en el entendido de que apasionamiento proviene de pasión y a su vez de pathos= padecer dolerse; entonces podemos afirmar que el apasionado sufre y sufren los que lo rodean.
El sufrimiento del apasionado radica en disgustarse por una idea que no lo representa no lo caracteriza y no fue generada por el Así pues la pasión nos lleva al sufrimiento como lamentablemente hemos visto en las barras de fútbol que incluso han llegado a la violencia extrema.
Tratemos entonces de no casarnos con una idea que generalice, procuremos visualizar las cosas malas como buenas y aceptemos aunque sean del enemigo lo bueno; así como aceptemos que nosotros tenemos cosas malas por muy buenas personas que seamos.