Servidoras de la Nación maltratan a viejecitos en Nezahualcóyotl
- Eduardo Muñoz
- 18 enero, 2022
- Municipios
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Nezahualcóyotl, Méx.- Furibunda, la empleada de la Secretaría de Bienestar contesta a los viejecitos: “¿Qué no entienden? A ver, una vez más: solo voy a atender a los de esta fila, los que alcanzaron una de las 100 fichas que se repartieron. Los de la otra fila vienen a aclarar dudas sobre su apoyo. Y quítense de la puerta, ya no voy a contestar nada…!”.
Un hombre, irritado por la respuesta de la empleada, riposta sin ambages: “Pues yo soy funcionario y estoy desde muy temprano, ¿por qué no explican nada a la gente?”. La mujer, pálida por la furia, arremete de inmediato: “Pues me vale quién sea usted… No se le atiende y ya…!”.
La escena, en el espacio que ocupa una lechería popular, en la calle Rielera No. 180, colonia Benito Juárez, habilitado por la Secretaría de Bienestar federal para “atender” a los adultos mayores que desearan inscribirse y recibir la pensión bimestral diseñada por el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Ahí, tal como ocurrió tres días antes en la esquina de Av. Virgen de Lourdes y Quinta Avenida, colonia Virgencitas, cientos de ancianos formaron dos largas filas, una de ellas para inscribirse o reinscribirse en el padrón federal. La otra, más larga que la primera, para que les informaran por qué han pasado muchos meses (algunos incluso casi año y medio), y no se les ha depositado ningún centavo, por lo que consideran que la supuesta pensión es una farsa más de las autoridades federales.
Doña Clemencia, de 85 años, dice con tristeza: “Yo de plano me vine caminando desde mi casa, en la calle Pájaro Azul, porque no tengo dinero ni para el pasaje, y aquí solo recibimos insultos”. Otra señora, ahí junto, expresa resignada: “Pues la verdad, está usted de suerte. Yo vengo desde la colonia El Sol y, aunque llegué temprano, no alcancé ficha. Ahora voy a tener que velar en la noche para ver qué me dicen”.
Cabe destacar que en el sitio de atención, adentro, tres presuntas “licenciadas” analizan con lupa los documentos de las y los aspirantes y recriminan a la mayoría, porque no cumplen con los requisitos, ya sea porque no llevan el acta de nacimiento requerida, porque la CURP no coincide con el número de acta o no está legible su credencial del INE.
Muchos de los ancianos entrevistados por El Valle contestan resignados: “Ni modo, para el gobierno federal somos unos limosneros y tenemos que aguantar a sus empleados…”