Chile y su próxima cita con el destino
- José Edgar Marín Pérez
- 25 noviembre, 2021
- Columnas
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El pasado 21 de noviembre, tuvieron lugar las primarias en la elección presidencial de Chile, en medio de un clima de inestabilidad política que se ha vivido en el país andino los últimos tres años y que llegaran a su clímax hace dos semanas con el primer intento de impeachment en contra del Presidente Piñera, aprobado en la Cámara de Diputados, procedimiento que fue desarticulado por los legisladores cercanos al gobierno representados al interior del Senado, tan sólo 5 días antes de la celebración de los comicios.
Bajo este tenor, las distintas fuerzas políticas acudieron a las urnas el pasado domingo y dieron un sorpresivo resultado, ya que habrá balotaje, es decir, segunda vuelta electoral. Lo anterior, toda vez que lo que se esperaba como una aplastante victoria de la izquierda chilena, se convirtió en el empoderamiento de José Antonio Kast, candidato del Frente Social Cristiano, con un 28.02% de la totalidad de los sufragios emitidos, frente al 25.60% del candidato del Frente Amplio de Izquierda Gabriel Boric, lo cual avecina la que seguramente será la elección más disputada en la historia chilena, misma que tendrá verificativo el próximo 19 de diciembre.
Sin duda alguna, una sorpresa en el terreno electoral por las manifestaciones multitudinarias con sentido de izquierda que se han desarrollado en Chile los últimos tres años, así como por las graves acusaciones de corrupción en contra de Sebastián Piñera, después de que saliera a relucir su nombre en el informe sobre los Pandora Papers, registros financieros filtrados por una coalición internacional de periodistas de investigación a través del cual se dio a conocer una existencia empresas ligadas a actores públicos, con la finalidad de trasladar capitales a instituciones financieras situadas en paraísos fiscales.
Sin embargo, el Frente Social Cristiano se hace de una victoria electoral que no sólo le cierra el paso a las fuerzas ligadas al actual gobierno de hacerse del poder político, sino que empodera a las fuerzas políticas del más conservador ideario político de derecha, partidos ligados a la iglesia católica, a los grupos más reaccionarios en contra de los postulados de justicia social y que incluso han reivindicado históricamente al gobierno de Augusto Pinochet.
Bajo este orden de ideas, se resalta que así como sucede con las fuerzas políticas republicanas españolas que continúan enalteciendo al franquismo en España, en el caso del Frente Social Cristiano, el partido republicano ha hecho lo mismo en Chile, una nación en donde hegemónicamente la iglesia católica ha estado inmersa incluso en el ámbito educativo, trinchera mediante la cual han difundido los valores religiosos, así como de la libertad de mercado, misma que llegó a Chile precisamente con Pinochet, después del golpe de estado en contra del gobierno de Salvador Allende. Un hecho que resulta insólito, sobre todo si se considera el rechazo que se ha tenido en contra de las dictaduras militares en países sudamericanos como Brasil, Argentina y Uruguay, en donde prácticamente los militares han quedado proscritos de la vida electoral, cosa que en Chile múltiples sectores sociales siguen reclamando en un afán de abierta nostalgia por un régimen que concluyó en 1990.
Por otro lado, las fuerzas políticas que integran al Frente Amplio de Izquierda, recogen los postulados más progresistas del espectro político social que va desde el comunismo, hasta aquel que es abanderado por los grupos pro LGBTTTIQ+, los sindicatos y la social democracia, con una oferta política totalmente antagónica al Frente Social Cristiano, no sólo en las políticas para regular la vida social, sino también en las económicas.
En este sentido, la lucha en el proselitismo electoral de cara a la segunda vuelta electoral, estará centrada en el reconocimiento de las bondades de la libertad económica que le ha permitido a Chile sobresalir en este terreno, con una economía sumamente pujante, para muestra están las poderosas industrias del vino, del cobre y del salmón; frente a la pugna de las fuerzas de izquierda que reclaman que la bonanza económica se vea reflejada en los bolsillos de los chilenos, mismos que al día de hoy tienen que vivir con una de las peores inflaciones en décadas en el país del cono sur, con una economía en franca estanflación y con un esquema de libertades sociales cada vez más acotadas.
Finalmente, la elección presidencial chilena será la antesala de las elecciones presidenciales de Colombia y Brasil a celebrarse el próximo año, por lo que podría equilibrar la balanza política en América, ya que el arribo de la derecha sería un respiro para las economías de Ecuador, Uruguay, Paraguay, que buscan hacer un contrapeso en la región, mientras que un triunfo de la izquierda más progresista en Chile sería el inicio del fin de la intromisión de Estados Unidos en el país que viera nacer el titán de la poesía romántica y Premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda.
Twitter: @EdgarMaPe