SIN TON NI SON

Con anterioridad me he referido a diversas coincidencias que suceden en tres de las tradiciones religiosas más influyentes del mundo. En esta ocasión voy a tocar el tema del ángel, o arcángel, Gabriel, que significa “Hombre de Dios”. Este ángel siempre ha tenido un principalísimo papel tanto en el cristianismo como en el judaísmo y el islam; en las tres tradiciones se le atribuye la tarea de transmitir los mensajes de Dios.
En la religión islámica Gabriel es el ángel más importante, ya que se le apareció a Mahoma mientras el profeta meditaba en una cueva y entonces Gabriel le recitó el Corán verso a verso, sugiriéndole que se lo aprendiera de memoria para que posteriormente lo pudiera transmitir a todo el que quisiera escucharlo. De aquí surge la creencia de que el Corán está conformado por una serie de citas que Dios transmitió a Gabriel y, a su vez, éste transmitió a Mahoma. Y además el Corán toma en consideración la manera en que sus palabras resonarían en una cueva, que es donde Gabriel se apareció a Mahoma. Lo anterior podría explicar la importancia que los musulmanes conceden a dar lectura del Corán en voz alta y, además, por qué todas las oraciones deben rezarse en el idioma árabe original.
En el judaísmo Gabriel se aparece a Daniel en dos ocasiones: la primera vez se aparece justo cuando Daniel tuvo una visión de Dios y no logra entenderla, la misión de Gabriel es ayudarlo a entender; en la segunda Gabriel predice a Daniel el fin del exilio judío en Babilonia.
En la religión cristiana, Gabriel es uno de los arcángeles de Dios (en algunas referencias se señala que sólo existen tres ángeles que alcanzan la categoría de arcángel -Gabriel, Miguel y Rafael-, en tanto que hay otros escritos que mencionan ser siete los arcángeles. En la tradición cristiana Gabriel aparece en muchas ocasiones como encargado de entregar los mensajes de Dios. Por ejemplo, se aparece a Zacarías para anunciarle que Juan el Bautista, predecesor de Cristo, nacerá de Isabel; también se le aparece a la Virgen María y le anuncia que ella dará a luz a Jesús, este acontecimiento se conoce como la Anunciación.
Estas mismas tradiciones religiosas, como es común, le han atribuido a Gabriel diferentes dones y semejanzas, tales como: la luna, el agua, el punto cardinal oeste, el color azul. También se le conoce con atributos, a veces opuestos, como: el ángel de la compasión, el ángel de la venganza, el ángel de la anunciación, el ángel de la muerte, el ángel de la resurrección y el ángel de la revelación.
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