SIN TON NI SON
- Francisco Javier Escamilla
- 30 septiembre, 2021
- Columnas
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Me gusta leer a los clásicos y acabo de terminar la lectura de “El Idiota” de Fiódor Dostoievski. En esta novela se refiere a un príncipe que sufre de ataques epilépticos y por ello lo consideran un idiota, aunque en realidad resulta ser un ser sabio y muy inteligente. El mismo Dostoievski sufrió ataques epilépticos durante toda su vida, los cuales se agravaron en los años que pasó en el campo de trabajos forzados de Siberia.
Dostoievski nació en 1821 y murió en 1881, creció en el seno de una rígida familia ortodoxa rusa en la ciudad de Moscú; su padre murió repentinamente en 1839 y le dejó una honda huella, cuando el entraba en la adolescencia. Su padre quería que él fuera ingeniero y así lo hizo, sin embargo, esta profesión no le agradó y terminó dedicándose a ser escritor.
Dostoievski es, considerado por expertos, el maestro de la novela sicológica. A través de toda su carrera literaria, que duró más de treinta años, mostró una comprensión de la naturaleza humana que no se ha descubierto en ningún otro novelista, incluso no igualada hasta nuestros días; el mencionar que es un maestro, se le atribuye debido a su sensibilidad para describir los estados emocionales tortuosos de culpabilidad, desesperación y preocupación por la muerte, que narra y describe en todas sus novelas. Las tragedias y los malos momentos que Fiódor tuvo que enfrentar a lo largo de su vida lo ayudaron a alimentar y enriquecer su capacidad de invención.
Su primera novela “Pobre gente”, escrita en 1846, fue muy bien recibida por la crítica, sin embargo, en 1849 fue detenido por participar en un acto a favor de la izquierda radical. Y su vida, fiel a la tortura sicológica, sufrió un atentado al ser sometido a una ejecución ficticia, ya que fue indultado en el último momento para ser enviado a Siberia a un campo de trabajos forzados donde pasó cuatro años. Como mencioné antes, estas experiencias traumatizantes dejarían una marca que, al final, le ayudaría para enriquecer tanto el tono como el contenido de su obra. En la década de 1860 fue donde Dostoievski escribió sus mejores novelas, “Memorias del subsuelo” (1864), que retrata a un recluso neurótico, amargado e incapaz de integrarse en la sociedad; en su novela maestra “Crimen y Castigo” (1866), realiza una disección de la culpa y la miseria de un joven que asesinó a una anciana, por robarle unos cuantos ahorros. Esta obra destaca por la profundidad sicológica que alcanza y su conclusión de que la auto recriminación que el criminal se inflige a sí mismo es mucho peor que cualquier castigo que la sociedad le puede aplicar. En “El Idiota” (1868-1869) retrata a un personaje cristiano de tinte trágico. Pero en la siguiente década escribe la que es considerada como la gran obra maestra de a su última etapa literaria “Los Hermanos Karamazov” (1879-1880), obra que es considerada como la más importante novela cristiana de la historia, pues esta novela está totalmente saturada de moralidad ortodoxa rusa. Por su tamaño, es una obra gigantesca, en donde tres hijos abordan los problemas del bien y del mal, así como de la fe cristiana de maneras muy diferentes, después del asesinato de su padre.
Para concluir, se puede afirmar que en la obra de Dostoievski se puede apreciar lo pormenorizado del estudio sicológico que hace de sus personajes, especialmente cuando se mete en la mente de los criminales, de los que sufren desequilibrios mentales y de los marginados sociales, como en “Humillados y ofendidos” (1861).
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