Pandemia exige políticas públicas en materia educativa

Toluca, Méx.- La atención a la pandemia requerirá políticas públicas que busquen soluciones y se adapten a las circunstancias, y El Colegio Mexiquense, en su ámbito, ya incorporó esa preocupación a sus propias líneas y proyectos de investigación, dijo César Camacho, presidente de la institución.
Agregó que el nuestro ha dejado de ser un mundo físico, en donde las actividades humanas son sólo presenciales, y ahora la educación es directa y también es a distancia; además, los nuevos aprendizajes suplen a las tradicionales formas de procesar y transmitir conocimiento, en la medida que enseñar y aprender deben adaptarse a los cambios, y llevan a reinventarse, aun en tiempos difíciles.
El presidente de El Colegio Mexiquense participó como comentarista en la presentación del libro Nuevo Modelo de Bachillerato Tecnológico. Paradigma a discusión, de Enrique Mendoza Velázquez, director general del Colegio de Educación Profesional Técnica del Estado de México, en un acto en el que también participó el director general del Conalep, Enrique Ku Herrera, realizado en el Aula Mayor de la institución.
Contextualizó la presentación de la obra en la pandemia y la crisis, y señaló al respecto que siendo coyuntural, pues se desprende de la emergencia sanitaria y la consecuente depresión económica, la crisis educativa es también estructural; al tiempo de asegurar que ofrecer educación digitalizada, siendo hoy obligado, se dificulta por la crónica falta de infraestructura, redes de apoyo y proyectos estratégicos de alto impacto social, por lo que hay que procurarse fondos, pero desplegar, a la vez, inventiva e iniciativa.
Puntualizó que el problema impacta más a la educación para la productividad, debido a que está comprometida la formación de los cuadros de alto nivel que la industria requerirá a lo largo de la actual cuarta revolución industrial.
En ese sentido, para la educación tecnológica el panorama es doblemente retador, ya que, de un lado, debe procurarse las condiciones materiales y explorar nuevas formas de formar profesionales, evaluar su éxito (calidad) y utilidad social (pertinencia), y por el otro, tiene que posicionarse cada vez más en la misión de apoyar la competitividad de la economía nacional y estatal.
César Camacho advirtió de que la palabra que definirá la escuela en los próximos años será incertidumbre, y la situación replantea las prioridades de gasto, pero en lo cualitativo la misión sigue siendo preparar técnicos altamente calificados, con visión holística, cultura general, sensibilidad social.
Al reflexionar sobre los retos y oportunidades, afirmó que entre los primeros está transitar de lo convencional a lo híbrido, además de la necesidad de paliar los efectos más negativos de la crisis, e incluyó entre la segundas la de renovar la relación enseñanza/aprendizaje y reposicionar al maestro.
Remitió al modelo de formación dual de la escuela-empresa impulsado por el Conalep del Estado de México, hizo un balance de las aportaciones del libro y consideró que ese organismo será, en el corto y mediano plazo, «laboratorio de prueba» a nivel nacional, al tiempo de tener palabras de reconocimiento para el autor de la obra, a la que calificó de pertinente y rigurosa, pues da cuenta de las acciones emprendidas, los pendientes y las acciones a implementar, y refiere los retos de siempre y los nuevos desafíos.