Lo mismo pero diferente
- Elva María Maya Marquez
- 11 septiembre, 2020
- Columnas
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Si un tema reaviva pasiones y despierta polémica en México y en muchos otros países, son los procesos electorales, que en el caso de nuestro país se ha convertido en un terreno fértil de agresión y descalificaciones que ha llevado a gran parte de los ciudadanos a experimentar un desencanto político al darse cuenta que lo que está en juego para nuestra “distinguida” clase política es, la lucha del poder por el poder.
El contexto en el que comienza el proceso electoral es más complicado que nunca, los mensajes cada día son más ofensivos y los discursos de odio se apoderan del espacio virtual. Los partidos políticos llegan con una carta de presentación que no es digna de mostrar y aquellos con los que actualmente contamos, han dado muestra de las peores prácticas que están dispuestos a llevar a cabo con tal de conseguir el objetivo de los suyos, de esa pequeña elite privilegiada, no de las mayorías.
El pasado viernes 04 de septiembre, el Instituto Nacional Electoral (INE), negó con 7 votos a favor y 4 votos en contra, el registro como partido político a la organización México Libre encabezada por Margarita Zavala, excandidata presidencial en 2018 y esposa del expresidente Felipe Calderón y adivinen por qué, la negativa del INE se debió a que no se pudo identificar el origen de alrededor del 8% del financiamiento de la organización, y si eso sucedió de inicio, que se podía esperar durante el proceso electoral sin embargo, hoy no se puede cantar victoria, ya que aún falta la resolución del tribunal.
No obstante, no debemos perder de vista el registro del Partido Encuentro Solidario (PES), que es algo así como la mutación del Partido Encuentro Social, un partido de origen evangélico que agrupa diferentes organizaciones religiosas como los Centros Cristianos Nueva Vida, Iglesias Locales en México, Iglesias en Cristo Ministerio Tierra Fértil, Centros Cristianos en Acción, Unión de Iglesias Presbiterianas, Iglesias del Pueblo de Dios, El Concilio Nacional de Asambleas de Dios, Presbiterio Nacional de Nuevo León, Iglesia del Nazareno en México, Fundación de las Iglesias Evangélicas, entre otras, una base religiosa por demás evidente, pero a la vez preocupante al violarse los principios más elementales de laicidad en México, lo cual es una decisión que no debemos dejar de cuestionarle al INE, al aprobar su registro.
Debatible para muchos el negar el registro a la organización México Libre, como el que se haya otorgado al Partido Encuentro Solidario. La realidad es que no tenemos opciones políticas nuevas, no se modifica la oferta política y lo que refleja esta situación es una crisis en el régimen de partidos, donde los nuevos partidos no son nuevos y los nuevos liderazgos son viejos.
El problema con los partidos políticos, es que hoy que los necesitamos más que nunca no están, su ausencia es evidente y una democracia sin partidos, no es democracia. En cada partido existen figuras rescatables, no todo es podredumbre como muchos ciudadanos creen que es, pero, existe un ánimo de desconfianza bien ganado y lo que tenemos son partidos políticos pelándose las dirigencias en lugar de estar construyendo propuestas a los grandes problemas que hoy nos aquejan.
No merecemos resignarnos a partidos tan pobres intelectualmente, faltos de ética pública, más preocupados por ocupar un cargo que por justificar el por qué lo están ocupando. De vergüenza nacional lo que se vivió de manera reciente con la renovación de la presidencia de la mesa directiva en la cámara de diputados, donde el desfile o renta de diputados de una bancada a otra, fue reprobable. Necesitamos que las reglas funcionen y que la democracia sea la única regla en el juego, y si no es mucho pedir, que todos y todas incluyendo al INE, las respeten.