La indiscutible realidad
- Julián Chávez Trueba
- 26 agosto, 2020
- Columnas
- 0 Comments
Así es México, lleno de sobresaltos, lleno de dunas y caídas como montaña rusa. Un día es el más violento de la historia y al otro día oprimen una manifestación; al otro día la permiten con caos en la CDMX y cae nuestro PIB al máximo histórico; un día empieza la pandemia en el mundo mientras que no se acepta la realidad en México.
Existe una nata en la sociedad mexicana que se extiende desde los tramos más podres de la sociedad hasta lo más alto, se llama corrupción e impunidad. Estos dos conceptos no nos dejan avanzar porque quien debe ganar un dinero o debe recibir el dinero, simplemente no le llega la cantidad programada porque se va perdiendo en el camino y nadie hace nada, no hay investigación, no hay autoridad que persiga algo tan “insignificantes” en comparación con los muertos que se amontonan en las morgues cualquier fin de semana.
Todo mundo habla de que la clase política es la que se ha descarado con la corrupción e impunidad y que son un lastre que todos cargamos, con el que no podemos lidiar a menos de que llegue un mesías. Tal mesías ya llegó y resultó parte del problema, con contubernios con la misma clase política que le permitió entrar al poder, con las empresas que financiaron y hasta algún dinero sucio.
Pero en realidad, la clase política es un reflejo de lo que tenemos en nuestra casa. Otra forma de corrupción donde alguien se enriquece indebidamente de algo que no le pertenece es la piratería, que ha permeado en los barrios más pobres con la idea de que esos productos son caros e inalcanzables para muchos por lo que se obliga a adquirirlos de forma ilegal. Es decir, que hemos tolerado todo tipo de corrupción, desde la más marginal hasta la exorbitante y es un lastre que no caerá por si solo sino con la idea de mejorarnos cada uno de nosotros poco a poco.
Cuántos no hemos comprado productos de dudosa procedencia, todos hemos comprado alguna vez piratería, todos hemos visto un “streaming” en una página ilegal, hemos comprado un programa en la fayuca y con esa cara exigimos a todos que no caigan en la corrupción, donde todos hemos caído. Ojo, no se entienda que no debemos levantar la voz, porque todas estas formas de robo son reprochables y más cuando el dinero robado pertenece a todos, a lo que voy con esta idea es que LEVANTEMOS LA VOZ A TODA FORMA DE ROBO.
No es posible que le pidamos al gobierno entrante que acabe mágicamente con un problema de todos, es más, es ingenuo (por no decir estúpido) pensar que va a llegar uno que va a quitar mágicamente la corrupción de México. Fue absurdo que alguien le creyera esta promesa a Andrés Manuel López Obrador y es peor justificarlo.
En estos días veremos cómo se llenan las redes sociales con ambos bandos de esta historieta, con videos donde se les da dinero sin identificar su procedencia, donde se hacen negocios obscuros, donde se hacen actividades financieras fraudulentas.
Hoy México está hundido por las malas decisiones de todos, por la corrupción y por las malas decisiones del gobierno, pero también de quienes lo colocamos ahí, de quienes compramos y vendemos piratería y de quienes se persignan temprano para robar.
Viene una derrota a la clase política, será una crisis sin precedente, que será una rayita más a la inseguridad, la mala infraestructura médica, la crisis económica y a la pandemia con sus puertos.
Seamos cada uno quien mejore a México en cada trinchera, poco a poco, no hay magias, solo disciplina.