GRILLANDO
- José Elías Nader Mata
- 4 mayo, 2020
- Columnas
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Estos tiempos de pandemia nos han dado la oportunidad de hacer cosas que antes por las múltiples actividades cotidianas no se podían, entre ellas disfrutar de alguna buena película, serie o documental.
En lo personal, el documental deportivo de Netflix “The Last Dance” me ha parecido extraordinario pues nos platica la historia de los campeonatos de los Bulls de Chicago de la mano de MICHAEL JORDAN, uno de los deportistas más importantes de todos los tiempos.
Indudablemente este documental me llevó a hacer una analogía con mi vida deportiva, mi equipo amateur Lagartos y lo que me ha dejado la disciplina del deporte, de ahí que escribiera unas líneas que hoy les comparto.
“The Last Dance”
Este es el salón de trofeos del equipo Lagartos y es que veía el cuarto capítulo del documental “The Last Dance”, cuando los Pistons eran los grandes enemigos de los Bulls a quienes siempre les ganaban aun con su juego sucio, sin embargo, un día Chicago entendió que no tenían que ser igual de sucios o rudos sino más inteligentes, clave fundamental para que pudieran vencerlos y más adelante ganar su campeonato ante los Lakers.
Definitivamente ese tipo de lecciones son las que hacen grande y apasionante el mundo del deporte y no solo el profesional sino el amateur pues como lo relaté en el libro “La Historia del un Lagarto”, también en el ámbito amateur existen grandes historias donde a través del deporte se han marcado formas de vida.
Con “The Last Dance” recuerdo con nostalgia y gran emoción la historia de mi equipo, lo mucho que sufrimos en un principio, lo difícil que fue trabajar en conjunto para lograr nuestro primer campeonato, amalgamar personalidades diferentes para que llegará una época dorada, los retos que siempre se presentaron, las risas, las tragedias, las fiestas, los viajes, los que llegaron, los que se fueron, los que se quedaron y todo aquello que transformó un simple equipo de futbol en una gran familia que lleva 25 años unida y caminando por la ruta de la felicidad pues al final ese es el objetivo, hacer las cosas con el corazón para ser feliz y hacer felices a los tuyos.
No tienen idea como me acordé de nuestra historia y de nuestros rivales a los que realmente no se les guarda rencor, al contrario bendiciones para todos ellos pues finalmente son parte de nuestra historia ya que nos obligaron a ser mejores, algunos de ellos que hasta de forma chistosa se obsesionaron por ganarnos pero realmente nunca lo hicieron, nunca pudieron con nosotros porque si bien nos pudieron ganar en un juego, en alguna liguilla o hasta en una final, nunca nos superaron como equipo y mucho menos en lo humano. Ni con sus trampas, cachirules, talacheros, árbitros comprados o directivos de ligas corruptos, pudieron vencer la historia de Lagartos pues queda claro que para ser campeón en la vida debes hacerlo dentro y fuera de la cancha.
No me avergüenza decir que de adolescente vendí Hot Dodgs afuera de la estación de un metro pues esas lecciones me hicieron superarme junto con la disciplina del deporte, algo que estoy seguro entendieron la mayoría de los Lagartos que en algún momento vistieron esta playera y se forjaron con nuestra ideología de que para ser exitoso en la cancha también lo tenías que ser en lo humano y por ello me siento orgulloso del jovencito sencillo que como doctor empezó con un módulo y edificó una clínica, del chico humilde que pasó hambre en el extranjero para estudiar su doctorado y ahora ser pilar de la educación pública, del muchacho rebelde que siempre pegaba en las canchas pero que hace unos años fue parte importante de Los Pinos o del portero enojón que como servidor público regaña a sus inspectores para que sirvan honestamente a la gente, entre otros ejemplos de grandes Lagartos que actualmente son pilares para los jóvenes quienes estoy convencido entienden que en esta vida el éxito se logra a través de la constancia, el trabajo y el esfuerzo.
No me gustaría hablar de mi último baile todavía porque estoy seguro que me quedan más en las canchas y fuera de ellas con Lagartos, sin embargo, veo esa sala de trofeos y en cada pedazo de mental está impresa la emoción, la alegría, el esfuerzo, el sufrimiento y todo aquello que nos ha llevado a escribir una gran historia deportiva y humana, aquella que en un futuro nos permitirá desde el sillón de nuestros hogares y con un tequila en la mano, contar lo que fue y es Lagartos, pero además lo que la disciplina deportiva nos dejó como seres humanos.……..….…………………. HASTA mañana con más GRILLANDO. Comentarios en Twitter en @pepenader y en [email protected]