A mitad de la semana

¿Chicharito, de futbolista a coach emocional?

Por: Julián Chávez Trueba

Qué difíciles son estos temas de identidad y actos de género, porque la línea de inflexión donde alguien pueda sentirse ofendido es diminuta. Ahora fue Chicharito quien desdibujó su buena intención con un mal comentario. Digo que su intención era buena, porque su idea de identificar que la masculinidad se ha visto afectada por el feminismo es cierta, pues es evidente que, para algunos, la masculinidad equivalía al machismo, lo cual no puede sostenerse por su violencia. Entonces, muchos hombres que sólo sabían ser así, que solo eso era ser hombre, no saben cómo actuar, porque nunca han experimentado una masculinidad que sienta, llore o recapacite.

No sé de dónde salió Chicharito con la idea de ser coach emocional o conductual, pues sin duda es un gran futbolista; tal vez su pasión por leer libros sobre el tema y su vida personal sean un ejemplo. Sin embargo, creo que, como decía Nikola Tesla, “cada opinión es en sí misma una confesión”. Por ello, creo que Chicharito trata con valor a su mujer, quien ha procurado su hogar, limpiando y estando en casa como parte del desarrollo de su identidad en el matrimonio. Pero eso no significa que esa sea la verdad para todos ni un consejo universal.

Lo que me parece importante develar es que muchos hombres no saben hacia dónde dirigirse; no saben ser hombres sin recurrir a la violencia. Por ello, les recomiendo el libro Hombres justos. Del patriarcado a las nuevas masculinidades de Ivan Jablonka (aunque pueden leer cualquier otro que encuentren en Google o Amazon sobre nuevas masculinidades). El chiste es que tanto hombres como mujeres lean al respecto, porque ambos géneros buscan igualdad y justicia, reconstruyendo lo que significa ser mujer y qué implica ser hombre. Con este conocimiento, podemos ofrecer consejos de vida válidos que favorezcan el respeto mutuo y nos permitan encontrar una nueva masculinidad.

Para muchos otros, por supuesto, la masculinidad nunca fue violenta y siempre se asumió como un desarrollo conductual con respeto y paridad, en una cultura propia que permita que ambos géneros progresen con sus identidades.

De cualquier forma, los extremos llevan al error. Pensar en extremos no contribuye a mejorar nuestra sociedad; en cambio, propiciar la comunicación y el acuerdo sí. Construyamos desde el consenso y los puntos en común. El rol, ya sea pasivo, activo, subordinado o hegemónico, dependerá de la situación, del escenario y de los sujetos que participen. Ambos géneros están para ser lo que deseen, nunca lo que les impongan.