
SITUACIÓN DE LAS AGUAS RESIDUALES EN MÉXICO
- Luis Eduardo Mejia Pedrero
- 20 julio, 2025
- Columnas
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La situación de las aguas residuales en México es un desafío enorme y multifactorial, que impacta directamente en la salud pública, los ecosistemas y el desarrollo económico del país. Aunque ha habido avances, la realidad dista mucho de ser ideal. Los problemas que detecto y priorizo son los siguientes:
A nivel nacional, un porcentaje considerable de las aguas residuales no recibe ningún tipo de tratamiento antes de ser descargadas a cuerpos receptores. Se estima que, si bien la capacidad instalada de tratamiento ha crecido, la operación efectiva de las plantas no siempre alcanza los niveles óptimos. Esto significa que una parte significativa del agua que regresa a ríos, lagos y acuíferos lo hace con una carga contaminante elevada, incluyendo patógenos no controlados, metales pesados y diversos compuestos orgánicos e inorgánicos.
Una de las problemáticas más persistentes son las descargas de aguas residuales sin tratamiento por parte de asentamientos humanos, industrias y actividades agropecuarias. A pesar de la normativa existente, la supervisión y sanción de estas descargas es un reto constante. Esto se agrava con la existencia de tomas clandestinas y la obsolescencia de muchas infraestructuras que propician fugas y derrames.
Como consecuencia directa de lo anterior, la mayoría de los cuerpos de agua superficiales en México presentan algún grado de contaminación. Ríos emblemáticos, como el Lerma y el Santiago, son ejemplos claros de esta degradación, afectados por una mezcla compleja de contaminantes domésticos, industriales y agrícolas. La eutrofización (exceso de nutrientes que provoca el crecimiento desmedido de algas y la disminución de oxígeno) es un fenómeno común en lagos y presas.
La contaminación del agua es un vector directo de enfermedades gastrointestinales, cutáneas y otras afecciones. Las comunidades que dependen de cuerpos de agua contaminados para consumo o recreación están en riesgo constante. Además, la biodiversidad acuática se ve severamente afectada, con la pérdida de especies y la alteración de los ecosistemas. La intrusión salina en acuíferos sobreexplotados, producto de la falta de recarga con agua de calidad, también es una preocupación creciente.
El Estado de México, dada su alta densidad poblacional e intensa actividad industrial y agrícola, enfrenta una presión hídrica y de saneamiento aún mayor que el promedio nacional.
A pesar de los esfuerzos, el porcentaje de aguas residuales municipales tratadas en el Estado de México sigue siendo insuficiente. Mientras a nivel nacional se habla de un 57-63% de tratamiento real, en el Estado de México, algunas fuentes indican que solo alrededor del 32-35% de las aguas residuales generadas reciben tratamiento. Esto es una cifra alarmante, especialmente considerando el volumen que se genera en el Valle de México y la zona metropolitana.
La cuenca del Río Lerma, que atraviesa gran parte del Estado de México, es uno de los ejemplos más patentes de contaminación severa. Las descargas de aguas residuales municipales e industriales, a menudo sin tratamiento adecuado o con tratamientos deficientes, han transformado tramos enteros de este río en verdaderos colectores de aguas negras. Esto afecta no solo a los municipios mexiquenses, sino a las entidades río abajo.
Si bien existen plantas de tratamiento, la reutilización del agua tratada para fines agrícolas, industriales o de riego de áreas verdes aún no es una práctica generalizada. Esto representa una oportunidad perdida para aliviar la presión sobre los acuíferos y cuerpos de agua limpios, especialmente en una región con estrés hídrico.
Muchas de las redes de alcantarillado y algunas plantas de tratamiento en el Estado de México requieren rehabilitación o modernización. La falta de inversión sostenida en mantenimiento y expansión de la infraestructura hidráulica contribuye a la persistencia de la problemática. Los Organismos Operadores municipales a menudo enfrentan limitaciones presupuestarias y técnicas para operar y mantener eficientemente los sistemas.
Aunque se ha avanzado en la concientización, aún existe una parte de la población que desconoce la magnitud del problema y su rol en la generación de aguas residuales y la importancia de su correcto manejo. La cultura del cuidado del agua y la exigencia de servicios de saneamiento de calidad son aspectos en los que aún hay mucho por trabajar.
PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE
Lo expuesto anteriormente forma parte del diagnóstico que un servidor elaboró para el Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de México, para fundamentar una futura Maestría en Saneamiento y Calidad del Agua. Recuerden #SalvemosOjuelos.
Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Instagram @mejiapedrero Twitter @cuencalerma o por Facebook.