LA NASA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA

Cuando se menciona a la National Aeronautics and Space Administration (NASA), muchos piensan en cohetes, astronautas y exploración del universo. Sin embargo, detrás de su icónica imagen espacial, esta agencia estadounidense desempeña un papel fundamental en el entendimiento, monitoreo y gestión de nuestro propio planeta. Desde la perspectiva de la ingeniería civil y ambiental, la contribución de la NASA en campos como la hidrología, meteorología, percepción remota y gestión ambiental es tan estratégica como su exploración del cosmos.

La NASA, fundada en 1958 en plena carrera espacial, ha evolucionado más allá de sus objetivos aeroespaciales. En las últimas décadas, ha consolidado su liderazgo en el desarrollo y operación de satélites de observación de la Tierra, instrumentos que hoy son indispensables para monitorear los sistemas naturales del planeta. Programas como Earth Observing System (EOS) y misiones como Landsat, Terra, Aqua, TRMM, SMAP y Sentinel, en colaboración con otras agencias, han permitido a científicos, ingenieros y tomadores de decisiones contar con datos de alta precisión sobre el estado del planeta.

En hidrología, la NASA ha revolucionado la forma en que comprendemos el ciclo del agua. Satélites como GRACE (Gravity Recovery and Climate Experiment) han permitido identificar cambios en los niveles de agua subterránea a escala continental. Por otro lado, la misión SMAP (Soil Moisture Active Passive) mide la humedad del suelo en todo el globo, una variable esencial para la agricultura, la gestión de cuencas y la predicción de inundaciones. Para países como México, con zonas áridas y regiones con estrés hídrico, esta información es crucial para la planeación hídrica y la seguridad alimentaria.

En el campo de la meteorología, la contribución de la NASA ha sido igualmente notable. Aunque la operación de pronósticos del tiempo recae principalmente en el NOAA, muchas de las herramientas fundamentales provienen de satélites desarrollados por la NASA. Instrumentos como MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer) y AIRS (Atmospheric Infrared Sounder) aportan datos sobre temperatura de superficie, nubosidad, concentración de vapor de agua y aerosoles atmosféricos, insumos clave para modelos de predicción climática. En regiones vulnerables como el Golfo de México y el Caribe, estos datos fortalecen la capacidad de respuesta ante fenómenos como huracanes y tormentas tropicales.

En percepción remota, la NASA ha sido pionera. La serie de satélites Landsat, que inició en 1972, ha proporcionado una continuidad histórica única en el registro de imágenes satelitales de alta resolución. Gracias a esto, es posible analizar procesos de deforestación, expansión urbana, alteraciones en cuerpos de agua y degradación del suelo. En la República Mexicana, estas imágenes han sido base para estudios de ordenamiento ecológico, impacto ambiental, y monitoreo de zonas protegidas.

En cuanto a gestión ambiental, la capacidad de observar el planeta desde el espacio permite evaluar de forma objetiva el avance o retroceso de las políticas ambientales. La NASA ha desarrollado plataformas abiertas como Worldview o Earthdata, donde cualquier investigador o técnico puede acceder a datos actualizados sobre incendios forestales, concentración de contaminantes atmosféricos o cambios en coberturas de uso de suelo. Esta democratización de la información empodera tanto a instituciones como a comunidades.

En resumen, la NASA es mucho más que una agencia espacial. Es una institución que ha brindado al mundo, especialmente a los países en desarrollo, herramientas de vanguardia para entender su territorio y responder a los desafíos ambientales del siglo XXI. Para quienes trabajamos en el diseño de políticas hídricas, en la gestión de riesgos meteorológicos o en la conservación del ambiente, la información proporcionada por la NASA no solo es valiosa: es esencial.

PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE

En la semana que terminó se presentó el tercer fenómeno meteorológico de importancia en el Océano Pacífico, la tormenta tropical Dalila. A pesar de estar alejada de las costas mexicanas, sus desprendimientos nubosos generaron gran cantidad de lluvias y sirvió a que todas las instancias de los tres ámbitos de gobierno ya estén listas para actuar conforme a protocolos probados la atención de inundaciones. Recuerden #SalvemosOjuelos.

Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Instagram @mejiapedrero Twitter @cuencalerma o por Facebook.