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Por Rocío Hernández Rogel
No puedo dejar pasar desapercibido el poder hablar de un tema que literal “desde la cuna” habita en mí, que el color escarlata es parte de mi identidad. Un tapete de lana bordado con el escudo del “Deportivo Toluca” era la cabecera de mi cama en esa habitación adolescente en la que dormía en casa de mis papás, esos posters y fotografías en las paredes de esa misma habitación en donde “Cardozo”, “Chiquis”, “Cristante” y el equipo completo adornaban, las playeras en mis cajones, la diadema de los cuernos, la chamarra con el escudo bordada con mi nombre que me regaló mi papá a mis 12 años, era enorme, aún me queda, tan es así, que el domingo 25 de mayo de 2025, la llevaba puesta, ese domingo en donde mi corazón se encendió tal como se encendió el infierno del Nemesio Diez, levantando la 11.
Mi hermana y yo somos diablas desde niñas, diría un amigo: “tu papá les mostró el camino y ustedes se enamoraron de él” y creo que a muchos de nuestras generaciones de la “época dorada” del Toluca (cuando el “Ojitos Meza” dirigía), nos deslumbró y hoy somos esos adultos que vamos -incluso algunos con nuestros hij@s- a seguir con orgullo la tradición que ha trascendido.
¿Recuerdas los domingos que no le tocaba jugar de local? y entonces preparabas una botana al medio día y veías por televisión a los rojos hacer diabluras o cuando tocaba ser locales, muy pocos íbamos al estadio (y de mujeres o niñas ni se diga y los boletos baratísimos) así que mi hermana y yo escuchábamos cada dos minutos groserías, chiflidos, señas con los dedos, veíamos a la perra brava quitarse las playeras cada que Cardozo “mentaba la madre con un gol” respondiéndoles a su petición, los tambores, las banderas, las matracas y el “yo sí le voy, le voy al Toluca” resonaban en esa “bombonera” que comenzaba a sembrar semillas en las tribunas, semillas que fueron pacientes 15 años para volver a sentir todo el estruendo en el infierno, alentando con un “dale, dale rooo”.
He de confesarles que ya me estaba desesperando y que en serio pedía al universo que por favor pudiéramos ser campeones, tanto que una de mis 12 uvas del fin de año pasado fue para mi Toluca, mi borrego de la abundancia lo compré rojo y dije: “porque este es el año para mis rojos”, hice un álbum en mi celular que decía “Toluca Campeón”, claro que soy consciente que las cosas no se basan solo por decretos, energía o amuletos, sino también se tiene que trabajar para conseguirlo, así que podíamos ver que ya se venía jugando bien, ya se tenía un buen equipo, solo faltaba alguien que trabajara con la mente, la estrategia, “el colmillo” y les dijera que “dejaran todo en la cancha, por las familias, por quienes los quieren” -¡Gracias Turco!-, porque quiero compartirte que a la mente, o la haces tu amiga o se convierte en tu peor enemiga, esa que siempre verá lo peor de ti y entre más la alimentes de negatividad, desánimo y desaliento más te hunde, pero si por el contrario entiendes que quizá no has pasado por buenos momentos, que tienes que esforzarte un poco más y te recuerdas todo lo bueno y positivo que tienes, el para qué lo haces, lo refuerzas con afirmaciones y además confías en que el Universo se alinea cuando estás enfocado y crees, entonces las cosas suceden para confirmarte también que puedes avanzar más allá de tus límites y de lo incierto.
El futbol también nos enseña, sobre todo, de resiliencia, trabajo en equipo y la importancia que tu líder confíe en él mismo y en ti.
Así que, es importante decir: rojo de mi vida, gracias por hacer posible tu onceava estrella, eres la alegría de mi corazón.
Siempre hay algo para compartir, yo soy Ro y puedes seguirme en mis redes sociales y enviarme tus opiniones a: Instagram:@elblogdero//X:@LaRoHRoo que con gusto voy a leer, no olvides formar tu frase.