Toluca, te llevo en el Corazón…

Por: Jesús Humberto López Aguilar

Este fin de semana no es como cualquier otro. Se respiran otros aires, especialmente para los oriundos de la capital del Estado de México.

El equipo de fútbol de casa, los Diablos Rojos del Toluca, recibe una vez más en el Estadio Nemesio Diez a la gran final del balompié mexicano.

Son ya quince años de sequía de títulos para el conjunto escarlata. Un ayuno extremadamente largo para una afición que se acostumbró a ver a su equipo ganar, a ser protagonista, pero, sobre todo, a bordar una estrella tras otra en su bello escudo cada pocos torneos.

Ha sido una época muy dura. Derrotas sumamente dolorosas estando a un paso de nuevas glorias, generaciones de jugadores que no supieron representar con dignidad los colores del club y ¿por qué no decirlo? Directivos que únicamente buscaron sacar tajada de su cargo dentro de la institución y que terminaron sumiendo al Club Deportivo Toluca en el pozo de la mediocridad.

No fue hasta que el club llegó a su punto más bajo, el pago de una multa millonaria gracias a su baja posición en la tabla porcentual, cuando dichos timoneles de la jerarquía institucional recibieron un jalón de orejas para, al menos, hacer bien las cosas en el plano deportivo.

Un espejismo de gloria, traducido en una pequeña ilusión para sus seguidores, fue atisbado tan solo un semestre después, cuando el equipo, con más corazón que con calidad futbolística, se metió a una final para hacer el ridículo ante un bien dirigido y trabajado Club Pachuca.

Fue en ese momento cuando todos, entre los que se incluye un servidor, comprendimos que lo más valioso del equipo no eran los jugadores que estaban en el campo de juego, ni siquiera el supuesto “logro” de haber alcanzado una justa deportiva tan majestuosa, sino su hinchada que, con un marcador adverso de cero a cinco, entonó con fervor el emblemático Matador al minuto setenta, como si su escuadra fuera la que estuviera aplastando al rival.

A lo largo de los últimos días, esa incondicional marea escarlata, embriagada con el sueño de alcanzar una nueva insignia de la mano de un jugador de casa, portador del legendario número nueve, ha teñido cada rincón de la ciudad con el color de la sangre que recorre las venas de todos los hombres sobre la Tierra. Ningún alma de la ciudad más alta de México ha escapado de la visión de un estandarte rojo coronado por diez estrellas, ni de oír un “¡Dale Ro!”, resonando en las avenidas. Toluca arde y ruge por recuperar los días de gloria que las manos caprichosas del Destino le arrebataron.

Mientras escribo esta columna, en los primeros instantes de la emblemática jornada del 25 de mayo de 2025, el contrincante de los Diablos aterriza con una trayectoria reciente plagada de conquistas y con la mirada puesta en ampliar su reinado. Una entidad popular, cuyos seguidores ya saborean la supuesta victoria sobre el cuadro del infierno.

Sin embargo, la gente del Rojo, aún con el panorama en contra, sigue creyendo gracias a una palabra pronunciada por el hijo pródigo, destinada a encender la esperanza de una multitud sedienta de gloria y que, más tarde, causalmente, Alexis Vega convertiría en su lema.

¡Confía! Proclamó Él hace casi dos mil años.

Porque YO confío en que, más allá de las adversidades que se presenten en el partido que se disputará en las próximas horas, el Club Deportivo Toluca regresará al trono.

¡Si se puede!

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