
SANAR HERIDAS DURANTE LA CUARESMA 22
- Daniel Valdez García
- 26 marzo, 2025
- Columnas
- 0 Comments
Miércoles III de Cuaresma
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Durante esta Cuaresma, las lecturas nos animan a una verdadera penitencia y conversión del corazón. Nos recuerdan que esto no debe limitarse a seguir una tradición de manera compulsiva.
En el libro del Deuteronomio (4, 1. 5-9), Moisés instruye a Israel: “Escucha y pon en práctica los mandatos que te enseño, para que puedas vivir y entrar en la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te dará. Estos mandatos y preceptos son tu sabiduría y prudencia ante las naciones, quienes al conocerlos dirán: ‘Ciertamente, esta gran nación es sabia y prudente’. Por lo tanto, no olvides estos hechos y transmítelos a las futuras generaciones”.
Por su parte, en el Evangelio según Mateo (5, 17-19), Jesús afirma: “No he venido a abolir la ley o los profetas, sino a llevarlos a su plenitud. Todo aquel que cumpla estos preceptos y los enseñe será grande en el Reino de los cielos”.
El Antiguo y el Nuevo Testamento forman una unidad inseparable, proporcionando el «plan divino» de salvación completo. Jesús se presenta como el Nuevo Legislador, proclamando una Ley superior a la de Moisés. Esta Buena Noticia debe aceptarse o rechazarse en su totalidad. Quien distingue entre mandamientos o sigue solo parte del Evangelio, muestra una falta de amor. Esa actitud resulta en una obediencia servil, indigna de un verdadero discípulo.
La fe sana la herida de la duda. “Es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11, 1). La duda genera inseguridad y causa heridas.
Si la Eucaristía es el cielo en la tierra, y como dice Teresita del Niño Jesús: “la sagrada comunión es el beso de Jesús a nuestra alma; pues la comunión es el mismo sagrado corazón de Jesús que quiere nuestro corazón.
Amén, Señor Jesús.