SIN TON NI SON

Francisco Javier Escamilla Hernández

A propósito de los acontecimientos recientes que a todo el mundo nos afecta voy a externar algunas reflexiones al respecto:

La política expansionista de Donald Trump durante su segundo mandato presidencial, que comenzó desde que ganó las elecciones, sigue una línea similar a la de su primera administración (2017-2021), aunque con nuevas estrategias adaptadas a un contexto internacional y nacional que ha evolucionado considerablemente. Si bien su enfoque no se manifiesta en un sentido territorial tradicional, su esfuerzo por ampliar el poder e influencia de Estados Unidos a través de medios económicos, comerciales, tecnológicos y geopolíticos continúa siendo un eje central de su política.

En el ámbito comercial, Trump ha retomado y ampliado sus esfuerzos por renegociar acuerdos internacionales y reducir el déficit comercial. Desde su regreso a la Casa Blanca, ha intensificado la presión sobre China, con nuevas rondas de aranceles y restricciones a tecnologías clave, como los semiconductores, en un intento por proteger la industria estadounidense y limitar el avance tecnológico del gigante asiático. Asimismo, ha anunciado una nueva fase de negociaciones con países aliados para revisar acuerdos comerciales que considera desequilibrados, buscando mayor reciprocidad y beneficios para los trabajadores estadounidenses.

En el ámbito geopolítico, su política exterior mantiene el lema “América Primero”, pero con un enfoque más pragmático en ciertas áreas. Ha reafirmado alianzas estratégicas en el Medio Oriente, consolidando los Acuerdos de Abraham e impulsando nuevas negociaciones de paz que refuercen la posición de Estados Unidos como mediador principal en la región. Además, ha intensificado su apoyo a Israel, al tiempo que ha reforzado sanciones contra Irán y Siria como parte de su estrategia para mantener la estabilidad en la región y limitar la influencia de potencias rivales.

En Europa, Trump ha continuado criticando a los aliados de la OTAN por no cumplir con sus compromisos financieros, aunque también ha buscado fortalecer la alianza frente a amenazas percibidas como Rusia. La guerra en Ucrania ha llevado a Estados Unidos a aumentar su asistencia militar a la región, marcando un cambio respecto a la postura más aislacionista de su primer mandato. Este enfoque refuerza el papel de Estados Unidos como líder global en temas de seguridad internacional.

En el ámbito tecnológico y militar, Trump ha expandido considerablemente el alcance de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, anunciando nuevos programas para garantizar la supremacía estadounidense en el espacio. También ha aumentado la inversión en inteligencia artificial y ciberseguridad, reconociendo estos sectores como áreas críticas para la competencia global en el siglo XXI.

Sin embargo, las políticas de Trump han seguido generando controversias. Su enfoque proteccionista ha provocado tensiones con aliados tradicionales, mientras que sus medidas unilaterales han sido criticadas por debilitar instituciones multilaterales como las Naciones Unidas. Además, sus posturas en torno al cambio climático, como la retirada de compromisos internacionales, han generado críticas tanto a nivel doméstico como global.

El segundo mandato de Donald Trump reafirma su visión de un Estados Unidos fuerte y dominante en el escenario mundial, utilizando herramientas económicas, tecnológicas y militares para ampliar su influencia. Aunque su política expansionista ha traído beneficios en ciertos sectores, también plantea desafíos significativos en términos de diplomacia global y cohesión internacional. Su legado en este sentido sigue evolucionando y será objeto de debate en los años venideros.

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