EMERGENCIAS Y URGENCIAS 13
- Daniel Valdez García
- 18 enero, 2025
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18 de enero de 2025
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas,
Con el objetivo de profundizar más allá del ámbito espiritual y asegurar que nuestras acciones resplandezcan en lo físico y lo moral, propongo esta décimo tercera reflexión sobre ‘Emergencias y Urgencias’, abordando la importancia de una cultura de salud preventiva. Esta propuesta traza un paralelo conmovedor entre las experiencias clínicas de sanación y los mensajes evangélicos de consuelo y esperanza.
Reflexionando sobre la práctica de la circuncisión al octavo día, descubrimos una razón médica esencial: en este momento, los mecanismos de coagulación del niño alcanzan su punto óptimo, minimizando el riesgo de sangrado y protegiendo su fragilidad. San Lucas nos muestra un eco de este cuidado en la circuncisión de Juan el Bautista y Jesús (Lc 1, 59; 2, 21). Aunque no es vital para la salud, la circuncisión ha tejido lazos profundos en el tejido social, religioso y cultural de muchos pueblos, como los egipcios, judíos, musulmanes y africanos. Desde un prisma sanitario y basado en estudios clínicos, se asocia con una reducción en el riesgo de enfermedades de transmisión sexual (ETS), infecciones urinarias y ciertos tipos de cáncer, además de facilitar una higiene que combate el esmegma, vinculado al papiloma humano.
El relato del Evangelio según San Marcos 2, 13-17 es una poderosa evidencia de la inclusión radical de Jesús. Imaginen a Leví (Mateo), un recaudador de impuestos, sorprendido por una invitación que cambiaría su vida: ‘Sígueme’. Esta simple solicitud rompería las barreras de juicio y prejuicio. Al compartir la mesa con publicanos y pecadores, Jesús escandaliza a quienes no entienden su mensaje. Sin embargo, Él responde con amor: ‘No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos’. Esta metáfora, cargada de empatía, revela que su misión es sanar y restaurar a aquellos que más lo necesitan.
Jesús no ve a los pecadores como desechos de la sociedad, sino como almas heridas, anhelando cura y conexión. Su compasión y ternura son una lección eterna contra la hipocresía y nos desafía a abrir nuestros corazones. Él nos llama a ver a los ‘excluidos’ no con lástima, sino como compañeros en el viaje de redención.
En el mundo actual, esta enseñanza resuena en el ámbito de la salud preventiva, donde debemos priorizar el bienestar integral, especialmente de niños y adolescentes. Así como Jesús busca a las almas perdidas para restaurarlas, los esfuerzos sanitarios deben centrarse en lograr un apego al tratamiento y fomentar hábitos saludables. Mateo, transformado por su encuentro con el amor incondicional de Jesús, se convierte en testigo de que este cambio es contagioso, por eso invita al banquete a otros que son como él, publicanos y pecadores. Su experiencia nos enseña que la salvación y la sanación son posibles para todos, como invitados al gran banquete de la vida y la curación.
Así que toda práctica sanitaria preventiva debe privilegiar, como dije ayer en el caso de los niños y adolescentes el “interés superior” por parte de sus cuidadores. De tal manera que la tierna condescendencia del médico logré el apego al tratamiento y el cambio de hábitos en orden a la salud integral del paciente. Jesús es el médico que restaura con tierna compasión a todo el que lo necesita.
Amén, amén, Santísima Trinidad.