EMERGENCIAS Y URGENCIAS 6

11 de enero de 2025
Sacerdote Daniel Valdez García
 
 
 
Queridos hermanos y hermanas,
 
A menudo, no pensamos en acudir a un servicio de emergencia o urgencias médicas, pero la vida es impredecible. Recuerdo una vez que me caí y me golpeé cerca de la ceja derecha, una zona que tiende a sangrar mucho. Al no perder el conocimiento, me calmé, llamé a mi médico y, siguiendo sus indicaciones, acudí a urgencias donde me atendieron adecuadamente. Llegué, me reviso y pidió que viniera el cirujano plástico. Escuché sobre el procedimiento, y le dije: ¿Cómo voy a quedar?, a Frankenstein lo suturaron con aguja de ojo francés de punta cortante e hilo multifilamento sintético; y al hombre biónico con aguja de ojo roma, punta lanceolada e hilo monofilamento orgánico. Se río, hizo los cambios necesarios de instrumental quirúrgico  e hizo un buen procedimiento menor.
 
Es esencial que los equipos de salud de emergencias estén preparados y sean compasivos, brindando atención inmediata a cualquier persona, a toda hora y todos los días del año.
 
En el Evangelio según san Juan 3, 22-30, vemos a Jesús y Juan Bautista bautizando. Cuando surge una disputa sobre la purificación, Juan declara que él no es el Mesías sino su precursor, alegrándose de que Jesús crezca en importancia; pues ha sido enviado delante de él’, asegura que “en una boda, el que tiene a la novia es el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es necesario que él crezca y que yo venga a menos”.
 
Mañana, al finalizar el tiempo litúrgico de la Navidad, recordamos el bautismo de nuestro Señor Jesucristo. El pasaje del Evangelio de hou nos muestra el último testimonio del Bautista sobre Jesús, destacando la humildad del Bautista al reconocer a Cristo como el «Esposo» del nuevo pueblo de Dios y de una humanidad regenerada. El Bautista ahora desaparece para que emerja la figura del Mesías. Al igual que él, sin esperar recompensas –y tratando de vivir en la auténtica verdad de la humildad– busquemos con incansable sinceridad que «Él crezca» y que nosotros, en cambio, disminuyamos.
 
Siguiendo el ejemplo del Bautista, estamos llamados a valorar nuestra autenticidad y la de los demás, reconociendo nuestra misión única sin intentar ocupar el lugar de otros. La alteridad es clave, ya que entender y respetar al otro con dignidad enriquece nuestras vidas. Cada uno, pues, está llamado a encontrarse a sí mismo y a cumplir su misión sin querer ocupar el lugar de los demás.
 
Cada uno de nosotros debería esforzarse por cumplir su misión con humildad y respeto por los demás, emulando el ejemplo de Juan el Bautista..
 
Amén, amén, Santísima Trinidad.