EL VALLE DEPORTIVO

Pedro Eric Fuentes López

“Individualmente somos una gota. Juntos, somos el mar” Ryunosuke Satoro

Sí, quiero cargar los peregrinos…En la casa de mi abuela materna, María de la Paz_-Pacecita- nos reuníamos a menudo para todo tipo de celebraciones. Las fiestas decembrinas ni eran la excepción y mucho menos dejaban de ser un tipo de “obligación que más bien era un ritual para todos en la familia. Llegábamos a la colonia pensiones y conforme avanzábamos por las calles, cada una con sus tradiciones, arribábamos a esa peculiar calle, donde ya ardía un poco de fuego, alumbrando el paso de los autos y hasta como despidiendo un poco de calor ante el frío de la época. Los lazos o mecates pendían de casa a casa y lucían una, 2, y en ocasiones hasta tres piñatas de barro! Forradas con los peculiares colores y la ocasión, simulando una estrella con sus cuatro puntos que no eran sino conos envueltos en papel crepe y en la punta colgando para que con el viento surtiera el efecto de movimiento.

Los vecinos afuera de sus casas esperando el momento de la tradicional posada, repartían copias de los cantos, así como las velitas que debían mantenerse encendidas; gorras, bufandas, guantes, los pantalones de pana y chamarras, todo ello era la vestimenta uffff chulada, para dar paso a pedir posada y entonar entre otras líneas, aquella que seguro tararearas conmigo: “…Entren Santos peregrinos, peregrinos, reciban esta mansión que, aunque es pobre la morada, la morada se la doy de corazón…” porque cuando se llegaba a esta estrofa era el llamado a romper la piñata entre los chavos. Entonces salía el palo de escoba para intentar -en tu turno- romper el barro y que de sus entrañas cayeran dulces, frutas y en ocasiones, hasta unos pesos. Te abalanzabas como portero y/o clavadista para lograr quedarte con gran botín, mismo que resguardabas en uno de esos conos que habían caído. Siguiente paso: cada quien pa´su casa para la cena, no sin antes cargar los peregrinos…

Mientras el aroma a ponche y café en la estufa, el guajolote en el horno, el revoltijo y el bacalao, hacían sus efectos de atrapar a cualquiera, mi abuela disponía en una de esas charolas redondas con imagines de valles y bailes, colocar a los Peregrinos -María, José y el niño Jesús- para que los cargáramos entre los niños. Entonces, hermanos y primos, lo hacíamos con especial emotividad y las miradas de nuestros padres y tíos. La encomienda era, por supuesto, no permitir que cayeran las efigies y mucho menos que se rompieran o sufrieran algún desperfecto, porque por cierto, eran de un material especial y acabado, vaya, pesaban un resto, pero simplemente era por demás impresionante. Enseguida el llamado a la mesa para niños y escuchar risas, chistes, locuras y algo más, mientras que los adultos charlaban y seguro estoy, echándose un ponche con piquete, otros, café de olla y servido en tarros de barro, aaaahhhh, que delicia.  Los años pasaron y como todo, los cambios nos alcanzaron y las ausencias físicas de nuestra gente, poco a poco nos fueron consumiendo con la llegada de la modernidad y en consecuencia con la pérdida de algunas tradiciones que hoy en día, bah! casi seguro que serán muy pocas personas que hagan eso y lo trasladen a su gente.

Pero hoy quise hacer esta reflexión casi al cierre de este 2024 que deja muchos temas y situaciones para el anecdotario, pero más para el impulso de lo que será el 2025. Estoy convencido que si llegáramos a cargar los peregrinos, más allá de cualquier tipo de creencia y/o deidad que se profese, llegarán nuevas y mejores cosas, situaciones, oportunidades, realizaciones, etc., incluso, aquellos sueños que se cree están negados para uno, pueden hacerse realidad y avanzar al lado de quien se la rife por uno y venga lo que venga, como sea y donde sea.

El presente Valle Deportivo contiene los mejores deseos de su escribano y amigo, para cada uno de ustedes y sus familias, que sobren los motivos y excusas perfectas para ser mejores cada día y que en la convivencia se alcancen todos los ideales que dan pie a un mañana maravilloso, con oportunidades de crecimiento personal, laboral y sobre todo, familiar, porque si se cuenta con ello, podemos enfrentar retos y conquistar cualquier tema con mucha actitud positiva y lejos de la falsedad e incoherencia, siendo congruentes con los ejes centrales del ser: pensar, sentir y actuar -bien- esto corresponde inevitablemente a que le vaya bien a uno y se alcancen triunfos. Sé que la época marca la “obligación” de expresar buenas cosas, empero debe ser diario y en todo momento, es evidente que se acentúa ahora mismo y si con el mismo fervor lo lleváramos a cabo siempre, otra historia estaríamos escribiendo, así que, desde este apartado, les envío un abrazo muy fuerte y apretado con todo mi respeto, admiración y gratitud, por un año más donde compartimos la pasión de los deportes y algo más…

Cierro con una expresión de OMPE: “…ay no! solo espero que pase el tiempo rápido para iniciar una nueva etapa…”

Pásenla bien!!!