EL VALLE DEPORTIVO

Pedro Eric Fuentes López

La victoria se celebra en la luz, pero se gana en la oscuridad.

Y es que justamente cuando sé está en lo oscuro surgen las oportunidades de crecimiento, cambio, bonanza, buenaventura y entonces, aires de cambio rozan cada mejilla anunciando que todo mal soportado se termina y que, con la nueva luz, con ese brillo incandescente -que lejos de quemar- abraza cubriendo todo ser, da lugar a una nueva oportunidad, a comienzos llenos de esperanza, a fortalecimiento de ideas por cumplir, sin lineamientos establecidos, sin apegos, sin obligaciones fastidiosas, mejor aún, con el horizonte como trazado para llegar lejos, muchos más lejos…que ayer…que hoy…y quizás, que mañana…empero a menudo las misiones se envuelven en papel celofán y dada su fragilidad y transparencia, a veces el cronos se tarda en su eterno tic tac, lo hace lento, frío, calculador y cala hondo el respirar, sin embargo, todo es un proceso que, sí o sí, tarde que temprano, y si bien es cierto en varios momentos tal vez hasta el final, pero sí hay luz! El tema se vuelve inevitable cuando toca muy de cerca eso que identificamos como sufrimiento y/o alguna enfermedad, o bien aquellas adversidades -sin ponerles nombre ni apellidos- a las que nos enfrentamos, pero sin duda, y estoy convencido de ello, es importante hacerlo de un modo digno del ser humano, de un modo humano, digamos: eliminarlas, reducirlas a tabúes de los que es mejor no hablar, quizás porque dañan toda aquella imagen de eficacia, y es que todos tambaleamos bajo el peso de nuestras experiencias -buenas y malas- y debemos ayudarnos a atravesarlas viviéndolas en consecuente congruencia, sin replegarnos sobre nosotros mismos y sin que la rebelión de nuestra mente nos convierta en aislamiento, abandono o desesperación. ¡No! Nel! ni madres! lo únicamente válido es y será, seguir hasta alcanzar la luz de la victoria y atesorar con gallardía los difíciles momentos oscuros llenos de dudas, imaginaciones, escenarios no deseados, etcétera, para -incluso- comenzar por centésima ocasión el recorrido hacia el final del túnel, ahí, justo donde nace el nuevo chance con todo su esplendor.

Así de pronto todo comienza a cambiar hacia la luz, incluyendo el parpadeando hacia la oscuridad, donde los caminos comienzan a reflejarnos de otra manera, como por ejemplo, cayendo en nuestras propias trampas, autosaboteándonos, hasta enfrentarnos a los caminos más sinuosos y acelerados hacia lo que llaman congruencia, sin embargo y siendo incisivo, como ayer, como hoy y con seguridad mañana también y de forma inevitable aparece una bifurcación en el camino, siendo el momento de la temible elección: acá y ahora o no será…

Y mucho tiene que ver en el mundo deportivo, para tal efecto, la figura de Daniel Aceves, medallista de plata en Los Ángeles 1984, quien recientemente ha sido distinguido -por cuarta ocasión- con el Premio Nacional de Deportes, en la categoría de trayectoria deportiva, pero que en esta ocasión tiene un gran significado ya que se está reconociendo lo que ha hecho por el deporte nacional durante más de medio siglo. Es decir, resaltando el paso del tiempo en épocas oscuras del deporte y el hermoso brillo de luz que guía el rumbo del camino en la madurez personal e intelectual, compartiendo experiencia, conocimiento y, además, promoviendo, difundiendo y fomentando el deporte y su práctica, con la familia, amistades y sociedad en general, ratificando ese sentimiento importante de compromiso, integración y proposición a las generaciones de ayer, hoy y las que llegan y llegarán, donde incluye dejar un gran legado. 

Bajo estos estándares que este escribano les comparte, no cabe duda de la importancia de tener absoluta gratitud por lo cosechado a lo corto o largo del camino, a la experiencia aprendida, pero más aún a la transmitida porque todo ello se convierte en una fuente de inspiración y motivación para salir del fango y absorber los rayos llenos de vibra alta y si a esto le sumamos que para determinar ser ganadores, no solamente de premios y/o reconocimiento, sino de valores y conexión con el otro, entonces todo ello debe pasar por el entorno personal y familiar en un elemento de mucha distinción, gran privilegio y como en el caso en comento, del más alto honor de compromiso en seguir promoviendo el deporte y la cultura física en todas sus dimensiones. O sea, cada vez que esté más oscuro, también está más cerca de clarecer…

Pásenla bien!!!