SIN TON NI SON

Francisco Javier Escamilla Hernández

En esta ocasión será con ton y con son, pues voy a dedicar esta colaboración a mi entrañable amigo Sergio Antonio Nader Díaz. Nos conocimos en 1988, fuimos compañeros de trabajo en la Comisión Nacional del Agua, Gerencia Estado de México, hasta el año 2000. Sergio trabajó siempre en pro del medio ambiente, aun cuando a este tema se le empezó a dedicar atención mundialmente hasta entrada la década de los 90’s. Siempre fue muy entregado en su trabajo y gran parte de su quehacer profesional fue para evitar la contaminación del río Lerma, tarea que se antoja imposible, pero nunca desfalleció en su afán por regular las descargas de aguas residuales que tenían como destino final el río Lerma.

Quiero compartirles algunas anécdotas que le sucedieron a mi estimado amigo Sergio:

Una de ellas se refiere a un evento que sucedió en las márgenes de la presa José Antonio Alzate. Los pobladores ribereños se quejaban de que, debido a la infestación del vaso de la presa por el lirio acuático, se había generado una plaga de mosquitos que no dejaban en paz a los habitantes que vivían cerca de la presa. El ingeniero Sergio Nader fue comisionado por el Gerente de la CONAGUA para atender a los enojados vecinos. Al presentarse con sus instrumentos para la toma de muestras y tratar de convencer a la enardecida multitud, fue sorprendido y lo rodearon diciendo que “el ingeniero de la CONAGUA va a sentir en carne propia lo que sienten nuestros niños con los piquetes de los mosquitos” y lo empezaron a desnudar, lo cargaron en vilo y se lo llevaron hasta la orilla del agua con la amenaza de lanzarlo desnudo hacia el agua. Afortunadamente intervino el personal de la Secretaría de Gobernación y la cosa no pasó a mayores.

Otra anécdota, que a mí no me consta y que siempre puse en duda es la siguiente: yo le pregunté a Sergio ¿es cierto que el agua del río está tan contaminada que produce enfermedades? Su respuesta fue “una vez estaba yo tomando unas muestras a la orilla del río y, en eso, vi un perrito que venía nadando atravesando el río, sacando la cabeza y moviendo sus patitas. Llegó el perrito a la orilla, se salió del agua, se sacudió… y saz cayó muerto”.

La próxima semana les contaré algunas otras anécdotas de quién permanecerá en mi corazón y en mi mente eternamente.

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